El que haya visto en Televisión el mapa que salió referido a las provincias españolas que exportan energía
eléctrica, y que por tanto van a recibir el canon compensatorio
correspondiente, se habrá dado cuenta que la mayoría son las provincias que,
como la nuestra, forman el “cinturón de
subdesarrollo” a lo largo de toda la frontera portuguesa. Se ha dicho en alguna
ocasión que esto se hizo, años atrás, de una forma intencionada, o sea, que
determinadas provincias o zonas de la geografía española se destinaran a ser en
las que se volcara el desarrollo y las grandes industrias, y otras, como la
nuestra, se destinaban o condenaban a ser las que se empobrecieran en beneficio
de las demás. La nuestra es un caso clarísimo y único, porque se nos llevaron
hasta el agua del Tajo. Se llegó a decir más, puesto que se afirmó que no se
debería enriquecer con industrias a estas provincias de la raya portuguesa, por
el agravio comparativo que podría suponer para el país vecino. Yo no paso a
creer tanto maquiavelismo, pero hay algo real, y es que estas provincias, y
Cáceres entre ellas, quedaron para “los descartes” del juego de naipes
nacional, donde no nos llegaban más “naipes” que los que las demás desechaban.
Ahí está la cárcel que nos “regaló” nuestro paisano Ortega y Díaz Ambrona,
cuando fue ministro de Justicia, y algunas otras cosillas más, aunque justo es
reconocer que, quizás como equilibrio, ahora —cuando es ministro de Educación—
nos ha regalado también un programa de construcciones escolares que viene a
compensar aquel primer regalo.
Pero en fin, volviendo al tema, hay que reconocer que todos vamos a
pagar ese cinco por ciento en el recibo de la luz, y es justo que llegue a las
provincias que la producen en beneficio de otros, por lo que esta subida la
hemos de estimar como justa, porque ojalá fuéramos nosotros los que pagáramos
ese cinco por ciento y se lo llevaran Cataluña y Vasconia, porque eso sería
señal de que las industrias consumidoras de energía estaban aquí y no allí,
como están ahora.
Juan Rovira ha hablado en alguna ocasión de los distintos “techos autonómicos”
y yo estoy de acuerdo con él, en el sentido de que los “estadios de desarrollo”
son distintos en las regiones españolas. Lo que habrá de tratarse es de achicar
diferencias y no se dé el caso de que mientras determinadas zonas nacionales
viven en el siglo XXI, otras no hayamos pasado del paleolítico.
Diario HOY, 30 de abril de 1981
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