lunes, 26 de junio de 2017

La “Galería de la Victoria”


La “galería de la Victoria”, por la que se tomó Cáceres en el siglo XIII, la descubrió, allá por el 1940, el catedrático, fallecido ya, don Miguel Ángel Orti Belmonte, que a la sazón era director del Museo de las Veletas. Don Miguel era un verdadero pozo de sabiduría histórica, y por documentos antiguos sabía la existencia de dicha galería, que permanecía enterrada en las inmediaciones del Aljibe cacereño y que acabó apareciendo en una especie de brocal de pozo cegado que, una vez descubierto, hizo aparecer una especie de escalera de caracol que llevaba a la galería. Este tomaba la dirección de la Torre de los Pozos, pero había sido cortada por la moderna calle que va al barrio de San Antonio. Se limpió y se enseña aún el único tramo existente de ella.
La mayoría de los cacereños conocen la leyenda de la toma de Cáceres, los amores de la mora hija el Kaid con un caballero cristiano, y cómo éste, con una tropa escogida, entró por esa galería que le enseñara la mora, logrando abrir desde dentro a los cristianos que presionaban ante la Puerta del Socorro. La leyenda agrega la maldición del Kaid y la conversión de su hija en gallina de oro y a las damas traidoras en polluelas, que anualmente en una noche tal como la de hoy, se aparecen dando “píos” lastimeros por la parte antigua y harán la fortuna de quienes logren apresarlas.
Pero, leyenda aparte, nosotros que tuvimos la fortuna de ser alumnos del sabio profesor don Miguel Orti en alguna ocasión le preguntamos lo que de cierto tenía la leyenda. El sabio profesor nos manifestó que a su juicio lo que debió suceder en aquel acoso cristiano a la ciudad era que algunos de los moros que salieron por ella a hacer “la aguada” o recabar alimentos, fueron apresados de los cristianos que utilizaron esta galería para sorprender a los agarenos. Él pensaba que el pueblo con su imaginación, creó después de los amores y la maldición convirtiendo la historia en leyenda pero conservando ésta los elementos históricos de un hecho de armas.
Diario HOY, 22 de abril de 1981

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