miércoles, 31 de enero de 2018

A favor de los niños


También los niños de Cáceres precisan que rompamos una lanza a favor de los que han sido, hasta hace poco, sus personajes favoritos y que, de aquí en adelante, han quedado “secuestrados” como sucede con los industriales vascos (en el juego incomprensible de los mayores, que no acaban de comprender del todo los niños). Nos referimos a esos personajes de la ficción de comic, que viven en la imaginación de todos los niños (de dos a setenta años) y que atienden por los nombres de “Carpanta”, “Mortadelo” y “Filemón”, “Zipi y Zape”, “Pepe Gotera” y “Otilio” y algunos más, que eran personajes netamente españoles, creados por el ingenio de los dibujantes Escobar, Ibáñez y algunos otros, y que al desaparecer la Editorial Bruguera, o ser traspasada (que esto es lo de menos) han quedado “secuestrados” por los compradores de la editorial, o por la editorial misma, que no permite que sus creadores —los mencionados dibujantes— puedan volver a utilizarlos. Hay una reclamación y unos pleitos, pero el hecho real es que de los quioscos de Cáceres han desaparecido los héroes de la historieta que tantos seguidores tienen: “Mortadelo”, “Carpanta” y compañeros mártires (porque los han llevado al martirio de no poder verlos impresos).
Yo no entro en nada del pleito entre los dibujantes, creadores y la editorial o sus compradores, lo que sí digo es que hay dos aspectos que deberían contemplarse en ese pleito: uno, el de que los personajes autóctonos que nuestros niños tenían, debidos al ingenio español, sean sustituidos por los multinacionales “Mickey”, “Donald” o “Asterix”, lo que no deja de ser una colonización intelectual y otro el de que esos personajes no eran de nadie: ni de sus creadores, ni de la editorial, sino del pueblo que se divertía con sus gracias, y al que también habría que escuchar en este “pleito”. Los niños cacereños de dos a setenta años así lo esperan.
Diario HOY, 7 de noviembre de 1986

Predicar con el ejemplo


A ras de terminada la guerra civil, entró el afán de repoblar todas las zonas que, a causa de la contienda, habían quedado desarboladas. Se hizo gran propaganda de ello, pero lo cierto es que en aquel entonces las gentes se ponían a hacer las cosas que “predicaban”, no sé si por imposición o por propia voluntad, pero se hacían cosas. En Cáceres, fruto de esas repoblaciones fue el bosque de pinos que hoy existe en el cerro de Cabezarrubia, que anteriormente era un calvero totalmente pelado y lleno de alacranes. Aquellas siembras se hacían por una especie de aportaciones muy curiosas, consistentes en que cada vecino tenía la obligación de ir a plantar un determinado número de árboles, o pagar para que otro lo hiciera en su lugar. Cierto que en muchos sitios no dieron el resultado apetecido, como sucedió en el campo de “El Rodeo”, que se plantó,  de punta a cabo, de arbolitos de pinos, que se comió el ganado nada más que se le dejó entrar, ya que como era una finca de pastos particulares no podía prohibirse su explotación tradicional. Pero otros sitios y lugares, como el cerro de Cabezarrubia, tienen un pequeño bosque gracias a aquello.
Tomando pie de esos intentos, pienso yo que las muchas asociaciones de ecologistas deberían hacer algo parecido y no centrar su acción sólo en la protesta. No niego que en alguna ocasión haya hecho alguna cosa, pero más simbólica que otra cosa. Resucitar la antigua “Fiesta del Árbol” (que, por cierto, nació en Cáceres) sería una buena cosa pero no dejándola solamente en símbolo. Podría pedirse algún terreno para ello y con maquinaria, como la que hoy tenemos, poco trabajo le costaba a esos centenares de ecologistas pasarse un fin de semana plantando arbolitos dirigidos por algún técnico en la materia, con lo que tendrían más fuerza moral para protestar después contra los que los quitan.
Diario HOY, 6 de noviembre de 1986

Ejemplo a imitar


Me han contado, yo no lo sé directamente, que el alcalde de Badajoz ha solucionado de una forma drástica la ocupación abusiva de la vía pública, sobre todo por parte de las obras, como suele suceder aquí en Cáceres. Precisamente por darse esos abusos hasta unos extremos inimaginables, en nuestra ciudad, es por lo que me ha interesado el tema.
Según me cuentan, una vez puestos los parquímetros en muchas de las calles de Badajoz, era muy frecuente el que cualquier constructor que tenía una obra en las inmediaciones pusiera un contenedor de escombros, ocupando unas pocas de plazas de aparcamiento, con lo que, aparte del abuso, se daba una pérdida de dinero para el Ayuntamiento. Vistas así las cosas, el alcalde decretó que, aparte de la licencia para ocupación de la vía pública, se cobrara por cada uno de esos contenedores las plazas de aparcamiento que ocupaba, multiplicadas por los días que dicho contenedor permanecía en el lugar, con lo que los constructores han aligerado el sistema y ahora vacían los escombros directamente en camiones que entran en la obra, siendo muy pocos los que recurren a contenedores de escombros y muchos menos los que los dejan eternizarse en las calles.
Es triste reconocer que únicamente lo que nos da en el bolsillo es a lo que hacemos caso, pero así sucede aquí y allí. Como el ejemplo es aprovechable para nuestra ciudad, lo recogemos, en el deseo de que alguien ponga orden en las ocupaciones abusivas de la vía pública en detrimento de los vecinos que pagamos porque las calles estén transitables. Yo sé que ahora, en época próxima a  las elecciones, ningún alcalde se atreve a hacer algo que él estime impopular, pero tristemente crea más impopularidad el no hacer nada, por no ofender a nadie, porque esta es la forma de ofender y molestar a todos.
Diario HOY, 5 de noviembre de 1986

Las obras con "bula"


Nuestro agradecimiento a los promotores de obras es grande, porque suponemos que ellos proporcionan una serie de puestos de trabajo que vienen a aliviar el mucho paro que existe y todos asumimos la parte que nos corresponde de sufrir en silencio las muchas molestias que las obras nos dan, simplemente por eso de que proporcionan algún puesto de trabajo a alguno de nuestros semejantes en paro. Esto debe saberlo mejor que nadie Miguel Ángel Rubio, concejal encargado de las obras, y él suele hacer la vista gorda a mucho de lo que puede suponer abusos de esos promotores. Pero pienso yo que los promotores “se lo tienen muy creído” (como suele decirse) y como si les das el pie se toman la mano (por seguir con los refranes) lejos de poner el cartel de “Perdonen las molestias”, que hay que reconocer que está muy manido, lo que hacen es simplemente abusar cada día más y nos tienen las calles, las aceras y los alrededores de las obras hechas un verdadero asco, sin que nadie de los que puede llamarlas al orden por los abusos, se le ocurra mover un solo dedo para evitarlo.
Ya la cosa ha llegado a tanto, que cualquier maestrillo de obra, cualquier Pepe  Gotera u Otilio, encargado de hacer un agujerito para poner un tubo, te tira media calle y amontona material en las dos aceras, sin pensar que molesta al peatón, que paga sus impuestos, por tener derecho a calles limpias y transitables y encima monta en cólera si se le dice lo más mínimo. Ejemplos hay muchos, pero entre todos, la obra que más “bula” tiene es sin duda la del Edificio Cánovas (la que hay por encima del Coliseum) que, desde el primer día, ha invadido todo el acerado, carga y descarga sus camiones a cualquier hora, ocupando calzada y acera, sin protección ninguna para el peatón, y tiene sus entornos intransitables. Uno acaba preguntándose qué da esa obra a cambio para que los de la disciplina urbanística estén tan callados.
Diario HOY, 4 de noviembre de 1986

Los cuarteles de Cáceres


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Hay curiosidades del Cáceres inmediatamente pasado que si no se cuentan terminan olvidándose. Pequeñas cosas que el cacereño actual se pregunta por qué son o por qué se llaman así. Ejemplo de ello puede ser un comercio que existe en Cáceres al que popularmente se le llama “El Requeté”, porque en el lugar que ocupa hubo en tiempos de la Guerra Civil un cuartel de tropas carlistas, sin que el fundador de ese comercio, don Getulio —al que conocí y traté— tuviera en absoluto esas ideas. Cada dos por tres surgen alusiones a cosas de entonces que, dadas por sabidas de las generaciones anteriores, nadie ha intentado explicar a las nuevas, como la serie de cuarteles y tropas que hubo en Cáceres durante los tres años de guerra, ya que habiendo sido Cáceres el primer cuartel general de Franco, aquí se alojaron gran y variado número de tropas y fuerzas de todas clases. Aparte de los cuarteles normales, como pueden ser los del Regimiento Argel (hoy del CIR); los de la Guardia Civil, en las calles Margallo y Alfonso IX, hubo otras muchas casas y palacios habilitados como cuarteles, de los que voy a tratar de recordar algunos.
En lo que hoy es el Complejo Cultural “San Francisco” estuvo el cuartel de las tropas moras; los requetés tuvieron su cuartel principal en el número uno de la calle Olmo; hubo otros varios cuarteles en los Golfines de Abajo; el antiguo Cuartel Viejo (desaparecido) que ocupó la zona de la plaza de Galarza y mercado de abastos; Falange tuvo un cuartel en una casa desaparecida, donde hoy está el cine Capitol; las “Milicias Patrióticas” (tropas de segunda fila) ocuparon el palacio del conde de Canilleros y las escuelas de la calle de Alfonso IX; parte del Instituto de Segunda Enseñanza (hoy Luisa de Carvajal) fue también cuartel moruno; como lo fue el Gran Teatro y la antigua “Casa del Pueblo” de la calle Olmo; hubo otro en la Casa de los Caballos y algunos más que no recuerdo.
Sirva esto para completar esa pequeña historia local que alguien escribirá algún día.
Diario HOY, 1 de noviembre de 1986

La habilidad profesional


Uno tiene que quitarse el sombrero ante las habilidades de los demás, aunque sean ladrones. Lo que uno no entiende es la “chapuza” en cualquier profesión y ahora parece que es la “chapuza” lo que se usa en todas o casi todas. Nadie se preocupa por el trabajo bien hecho, que requiere unas dotes de habilidad y psicología. Ahora hay mucho chapucero del robo, y hablo de Cáceres que se está convirtiendo en un paraíso de los maleantes, pero por regla general de los “chapuceros” esos que roban un bolso y salen corriendo, o que a lo que más llegan es a dar el “tirón” desde una moto, para correr mejor; de esos otros, cuya única habilidad es romper un escaparate de un ladrillazo, tomar las cuatro cosas que allí hay y salir corriendo, chapuceros y “chorizos” consumados que no aportan cerebro ni arte a su profesión, sino sólo brutalidad y piernas para correr. No encomiamos el robo, pero puestos a hacerlo, admiramos más al carterista fino que roba la cartera sin hacer año alguno al “cliente”, y aun sin que éste lo note, que al navajero intimidador que por pura fuerza de navaja (o pistola) arrebata lo que no es suyo, sin esa “firma artística” del otro.
Viene esto a cuento, porque estos días ha operado en Cáceres una habilísima banda, utilizando el clásico y manido timo de “la estampita”. Uno no se explica cómo con un timo que todos conocen, todavía se pueda engañar a la gente, y no tiene más remedio que quitarse el sombrero ante las dotes psicológicas que estos timadores que, sabiendo tocar los resortes de la avaricia ajena han logrado engañar a dos mujeres una en cada ocasión, hipnotizándolas hasta el punto de hacerlas ir a sacar dinero de sus cartillas bancarias y darles sus joyas a cambio de lo que ellas creían una fortuna y luego eran recortes de periódico. Yo no sé en estos casos quién tiene más delito, si el timado o el timador que sólo ha sabido explotar, con habilidad, la ambición ajena.
Diario HOY, 31 de octubre de 1986

martes, 30 de enero de 2018

Cáceres, patrimonio de "Alí Babá"


Yo creo que nuestras autoridades —sin señalar a ninguna en especial— sino todas, no se han concienciado aún de lo que supone y a lo que obliga el que hayan hecho a Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Pienso yo que si esas autoridades antes no tenían mayor compromiso que el de observar unos servicios internos “para andar por casa”, que sólo eran criticables por los de dentro, ahora su compromiso es mayor y con todos también con los de fuera, y criticables también por los externos que pueden venir aquí, porque nuestra ciudad también es patrimonio de ellos. No se trata sólo de tener unos hoteles con buenos y suficientes alojamientos y unos servicios apropiados para el posible aumento de visitas, ya que eso es infraestructura, sino el limpiar nuestras calles de ladrones, que han proliferado de tal modo, que lo que parece es que han designado a Cáceres como patrimonio de “Alí Babá y sus cuarenta sicarios”, sin que nuestras autoridades —todas— muevan un dedo para evitarlo
Pensando en que puede llegarnos turismo de fuera, lo primero que habría que haber hecho era extremar el trato con los extranjeros que nos visitan y se nos está dando el caso de que, lejos de ello, los ladrones locales es a los que están esquilmando de forma sangrante. Habrá que pensar en la fama que nos estarán creando por esa Europa de Dios.
Por citar sólo dos casos, de los más destacados, señalamos el robo del coche oficial del Ayuntamiento de La Roche–Sur–Yon, en la semana francesa de hermanamiento, y por si ello fuera poco, el cometido en un autocar belga, que nos trajo turismo, al que le han robado dos televisores en color, un radiocasete y hasta el telefonillo que había al lado del asiento del conductor, que han arrancado de cuajo. Lo malo es que todos estos robos quedan impunes… Y no creemos que sea necesario pedir ayuda a Scotland Yard para erradicarlos.
Diario HOY, 30 de octubre de 1986

Sólo una puntualización histórica


No con ánimo de enmendar planas a nadie, sino con el de poner las cosas en su sitio, tengo que salir —más que al paso— a completar la información que mi buen amigo Tomás Rabanal Brito tiene sobre las ayudas prestadas, por inundaciones a  Valencia, desde Extremadura.
Se trata de un artículo publicado, por este amigo y compañero, en otro periódico regional, en el que afirma que dos veces socorrió Extremadura a Valencia, señalando la ayuda que en 1879 hizo el filántropo cacereño José Muñoz Bajo de Menjíbar, natural de Cabezuela del Valle, y la prestada por Radio Badajoz, Emisora Sindical, que logró reunir la suma no despreciable de un millón de pesetas, ya que comparada con la dada por la Fundación March (dos millones) puede dar idea del enorme esfuerzo de aquella emisora, que recibió la medalla de oro de la ciudad levantina, que el autor del artículo (que se contó en los equipos de aquella emisora) tiene también concedida.
Todo lo dicho por Tomás Rabanal vale, pero lo que no vale es hablar de las ayudas de Extremadura, silenciando o desconociendo, la que la emisora “Radio Cáceres” (hoy Radiocadena), realizó con sus subastas en 1957, en las que, aparte de todo Cáceres, participó el autor de este artículo. Esta emisora realizó una intensa campaña de sólo veintitantos días, sin cerrar sus emisiones en las 24 horas, logrando recaudar para Valencia en metálico, más de dos millones de pesetas (igual que la Fundación aludida), terminando todo ello con un festival en “Gran Teatro” en el que participaron entre otros, Tip y Top y Niní Montián, que subastó sus joyas. Ello valió el que se diera la Medalla de Ayuda a Valencia a todos los que participamos en las subastas y la Cruz de Beneficencia a la emisora, que se personificó en el locutor de esas subastas Cayetano Polo “Polito”, que la lleva desde entonces.
Espero que Tomás Rabanal tome nota de ello para próximas ocasiones.
Diario HOY, 29 de octubre de 1986

La luz y el celemín


Aunque yo no digo que no hayan mejorado sobre los primeros que hizo, no ha logrado Romano García, director de la Institución cultural “El Brocense” y organizador de los Otoños Musicales, de varios años a esta parte, no ha logrado, decimos, que tengan la repercusión que tuvieron los primeros “Otoños” de este tipo. No es que les falte calidad a los participantes en esta sexta versión de los Otoños sino que para un gran número de cacereños pasan sus actuaciones desapercibidas, y tras haber pasado, algunos se duelen de no haberse enterado de que actuó tal o cual agrupación. Puede que sea falta de publicidad, o mala orientación de la misma, pero desde luego, tienen menos repercusión estos Otoños que tuvieron los primeros. Puede que también sea la selección del programa, que no se hace para el gran público, yo no lo sé, pero desde luego ha bajado “la garra” que tuvieron otros otoños.
No digo yo que Romano no venga haciendo una gran labor al frente de la institución cultural, pero es una labor más bien silenciosa, aunque no poco trascendente
En el mismo sentido podríamos hablar de las publicaciones de la institución que, excepto cuando se lama a los medios informativos para decirles lo que se imprimirá en el año, no vuelve a saberse mucho de ellas, ni donde adquirirlas, ni hay un índice a mano de cualquiera que pueda indicarle lo publicado por la institución, su precio, y donde puede adquirirlo. Tan importante como imprimir esos libros es divulgarlos y que lleguen al lector que tenga apetencia por ellos. Porque no se trata de que figuren almacenados en unas vitrinas de la institución, sino que se agoten porque se ofrecen en librerías y lugares donde se venden estas cosas.
En fin, que la institución, a mi juicio, no debe ser la luz bajo el celemín.
Diario HOY, 28 de octubre de 1986

Guardias y presuntos


Como mi infancia y niñez se desarrolló en otros tiempos, jugábamos entonces a juegos que ahora sería imposible jugar. Recuerdo uno de estos juegos, el de “guardias y ladrones”, al que ahora no podríamos llamar así, por no ofender a los segundos, ya que parece ser son gentes muy sensibles a las que hay que proteger por encima de todo. Ahora ese juego tendría que llamarse “guardias y presuntos”, porque de llamarlo de otro modo puede uno terminar empapelado, sin que libren las buenas intenciones, y no habría modo de convencer a los niños actuales de que jugaran al mismo, no por formar parte del grupo de los “presuntos”, sino porque ninguno querría formar parte del grupo de los guardias, puesto que ahora parecen haberse cambiado las tornas, y los populares y dignos de imitar son los ladrones y no los guardias,  aunque éstos últimos caigan frecuentemente en el cumplimiento de un deber, que yo no sé si la sociedad actual les reconoce en cuanto a sacrificio.
Son movimientos pendulares de la humanidad que unas veces está a favor del orden y otras del desorden, y el que no lo crea, que mire todos esos romances que encomiaban a los bandidos generosos (que de generosos no solían tener nada): “Debajo de la capa de Luis Candelas, mi corazón amante vuela que vuela…”, y si queremos ponernos más serios, miremos la sentencia de Pilatos, al que el pueblo pide que condene a Jesús y deje libre a Barrabás, el asesino. Pero no vamos a eso, sino a comentar que al lado de dos prisiones (con reclusos dentro que no nos atrevemos a calificar de ningún modo, por lo dicho) y entre ellos se va a instalar un magnífico cuartel de la Guardia Civil, como dejando esa zona precisamente para eso que decíamos, el juego, pero en serio, de “guardias y presuntos”.
La idea no es mala, aunque estos “juegos” ahora sean muy peligrosos.
Diario HOY, 22 de octubre de 1986

Que no sirva sólo de adorno


Barcelona consiguió ya su título como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, y Cáceres está a punto de conseguir el suyo como ciudad “Patrimonio de la Humanidad”. Es más, ya se ha dicho que el asunto está totalmente hecho y que con Cáceres conseguirán el mismo título Toledo y los monumentos de la ciudad de Teruel.
El alcalde de Cáceres está invitado al acto, para recoger el documento y todo hace suponer que ese galardón se lo traerá bajo el brazo, dentro de muy poco, Juan Iglesias Marcelo.
Sabemos la importancia que esa designación, que se hace a nivel mundial, debe tener para cualquier ciudad del mundo a la que se entregue un título de esta clase. Sabemos también, porque se nos ha dicho, que tras de la entrega del título habrá algunas ayudas más para el sostenimiento y conservación de los monumentos de nuestra ciudad, pero en esto de los títulos suele pasar que, lo importante, es lo que viene tras la consecución del mismo. Pasa igual que cuando un individuo termina una carrera que si importante es el título, lo más importante es saber desarrollar después el trabajo para el que el título te capacita. ¡Cuántos titulados tienen el título colgado en su casa, como adorno, y se dedican a otra cosa! Por ello, mi pregunta es: ¿Qué vamos a hacer con el título una vez que el alcalde se lo traiga a Cáceres?, ¿colgarlo del despacho de la alcaldía y quedarnos tan conformes? Pienso que, como ese título no sea pórtico y promoción para otras cosas que tenemos que trazar y hacer nosotros, como puede ser la promoción turística, con suficientes plazas hoteleras y suficiente atractivo y seguridad para el que llega, que somos nosotros los que tenemos que traerlos, sin esperar que nos caiga, como maná, del cielo, el título solo nos servirá para la decoración del despacho.
Diario HOY, 21 de octubre de 1986

El desbarajuste de las obras


De poco tiempo a esta parte y ahora que se nos ha metido la otoñada lluviosa y tras ella vendrá el invierno, se nos han llenado las calles de Cáceres de obras de todo tipo. Unas promocionadas, según nos dicen, por la Junta, otras por la Telefónica, a juzgar porque se han hecho zanjas para meter cables con unos enormes carretes que auxilian unas grúas; otras porque las habrá mandado el Ayuntamiento, pero lo cierto y verdad es que hay un montón de calles levantadas, que en un día o dos se han continuado otros agujeros o zanjas por las entradas de las calles más céntricas y concurridas, como la de Pintores, y que hay obreros haciendo taladros en Avenida de España, alrededores de la Fuente Luminosa, Cánovas, Parque de Calvo Sotelo, calle de Sánchez Herrero, delante de la Delegación de Hacienda, donde la zanja abarca toda la calle, delanteras de los pasos de peatones de toda la Avenida de España, todos con s ruidoso compresor y sin cuidarse mucho de si cortan o no el paso de peatones o vehículos. Esto aparte de que hay otras calles, las del famoso tuvo, como son las de Donoso Cortés, Pizarro, Sergio Sánchez, Soledad y alguna más que, por obras que continúan hace un mes, siguen cerradas al tráfico.
En fin, que Cáceres da una sensación de desbarajuste que uno piensa que, sin permiso de nadie, se le ocurre a usted abrir un agujero donde mejor le plazca y con ir vestido con un mono y provisto de algunas herramientas, abre el agujero en el mismo despacho del alcalde, sin que éste le pregunte quién le ha mandado. No digo yo que los que están destrozando ahora las calles lo hagan por cuenta propia y hasta pienso que las cosas para estar bien han de estar antes mal, pero no todas de golpe y olvidando los baches habituales, que siguen en las calles, en sus lugares, engordando y sin que nadie se ocupe de taparlos. Un poco de coordinación creo que es lo que hace falta.
Diario HOY, 17 de octubre de 1986

lunes, 29 de enero de 2018

Mirar el diccionario


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
La ordenanza que regulará la venta ambulante en Cáceres fue presentada al Pleno municipal y devuelta, tras unas larguísimas discusiones, porque nuestros ediles no están del todo de acuerdo con lo que ha de hacerse con estos vendedores con tenderetes que hace más de un año, en algunos casos, ocuparon el paseo principal cacereño, el de Cánovas, y no quieren moverse del mismo aduciendo que ellos pagan los impuestos que se les exigen y tienen sus licencias de vendedores ambulantes con pago al día.
En alguna ocasión, creo que en las pasadas ferias de mayo, se intentó levantarlos, al menos de parte del paseo, del tramo que es el Parque de Calvo Sotelo, dándoles acomodo en otro lugar del jardín, pero montaron su protesta, se fueron en bloque a ver al alcalde y la cosa siguió como estaba.
Mientras tanto el comercio establecido protesta porque, siempre según ellos, estos industriales ambulantes les hacen una competencia ilícita y ocupan el mejor sitio de ventas de Cáceres. Cierto que el comercio establecido protesta por todo y a nuestro juicio hace bien porque se saca más protestando que cediendo, como bien demostrado queda con las protestas de los vendedores ambulantes, que no hay quien los mueva de donde llevan meses o años. Para mí esa indecisión de los concejales se subsanaba mirando en el diccionario qué significa eso de “ambulante” que es la calidad que tienen estos comerciantes. El diccionario dice exactamente: “Ambulante: que va de un lugar a otro sin tener asiento fijo. Errante, transeúnte, nómada, pasajero.”
Si estos vendedores tienen licencias de ambulantes y desde años no se mueven del mismo sitio, han perdido la calidad de ambulantes y por tanto no debe considerárseles como tales.
Diario HOY, 15 de octubre de 1986