viernes, 23 de junio de 2017

La del “Burgaño”, una historia no narrada

No es que nos complazca, pero —para no privarnos de nada— los atracadores que últimamente van apareciendo son indígenas y no foráneos, como acaba de suceder con los que atracaron la Caja de Ahorros de Pasarón de la Vera, que eran: dos de Navalmoral, uno del propio Pasarón y otro de Jaraíz, a los que la Guardia Civil puso a buen recaudo. Pienso yo que si esto prolifera se va a llenar la cárcel nueva que nos están construyendo en la carretera de Trujillo y van a tener razón en haberla construido, aunque pienso también que los atracadores “indígenas” de la capital siguen siendo un poco bastos como bien indica el caso de ese que trató de atracar a un encargado de una sala de juegos persiguiéndole con un palo.
En contra de lo que algunos cacereños piensan de que estas son cosas de los tiempos nuevos, he de decir que en todos los tiempos los hubo y aún con mayor fama que ahora. Por no ir más allá, recuerdo que por los años cuarenta —cuando el hambre— hubo una banda de delincuentes infantiles en Cáceres acaudillada por un tal “Burgaño” o “Morgaño” (ya que nunca llegué a saber su nombre real) que  alcanzó fama internacional con sus andanzas.
El Burgaño” y sus muchachos se dedicaban a desvalijar los almacenes que tenía “Auxilio Social” y, como eran años de “gazuza”, vendían en el mercado negro el producto de sus robos. Llegó a ser famoso y parece ser que el nombre de “El Burgaño”, por el que se le conocía, se debía a su facilidad de escalada de cualquier edificio como si fuera una araña. Entonces no estábamos tan americanizados, porque de haber vivido ahora, se le hubiera llamado el “spiderman”, pero los tiempos eran otros. Sobre el “Burgaño” podría haberse escrito un libro. A raíz de uno de estos robos fue denunciado por “El Sardina”, un componente de su banda, y encarcelado. Según se cuenta, el “Burgaño” prometió matar al “chivato” y como solía ser hombre de pocas bromas, el “Sardina” puso tierra de por medio y se “apuntó” a lo que entonces estaba en moda: “La División Azul”, marchando al frente de Rusia.
Salió el “Burgaño” de su prisión, indagó su paradero, y se marchó también a mencionada tropa de voluntarios en su busca. Parece ser que, por fortuna para “El Sardina”, no llegó a toparse con él porque le mandaron a otro frente, pero la verdad es que el tal “Burgaño” se encontró en la guerra como pez en el agua y llegó a hacer tal cúmulo de heroicidades que se le concedió en dos ocasiones la Cruz de Hierro —aunque al parecer por otras tropelías, hubo que retirárselas—.
Repatriada la División, el “Burgaño” se quedó en el “maquis” francés, donde también dicen hizo heroicidades y, más tarde, regresó a Cáceres donde no tomó venganza del “Sardina” y donde ya en el anonimato, murió de mala manera. De muchas de las heroicidades que hizo en Rusia se hacían lenguas otros cacereños divisionarios que lo trataron y con los que “El Burgaño”, por aquello del paisanaje, se portó magníficamente. Uno de sus “deportes” era “cazar” escuchas rusos y parece que ello le valió alguna de las condecoraciones que ostentaba, aunque siguió siendo hombre poco disciplinado que hacía la guerra a su manera. De todos modos su inicial vocación de delincuente le convirtió en soldado heroico y ello es bueno decirlo, como sería bueno el recoger, de algún modo, esa historia dispersa de su vida, que en cuatro pinceladas deslavazadas hemos tratado de esbozar.
Diario HOY, 27 de marzo de 1981

NOTA.- Las fotos adjuntas a este post NO son del Burgaño ni del Sardina.

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