El día que estuvieron a punto de vencer “los moros”

La celebración de las fiestas patronales de San Jorge en Cáceres han tenido una indudable evolución. Desde el siglo XIII, y porque el Fuero así lo decía, estas fiestas se celebraban para rememorar la toma de los moros de nuestra ciudad por Alfonso IX de León y, aparte de la obligación del Ayuntamiento de acudir a la Concatedral bajo mazas y portando el “Pendón de San Jorge”, en las vísperas se hacían hogueras por los barrios que simulaban los campamentos cristianos y se arrojaban brevas a los que cerca de ellas pasaban simulando las luchas entre los ejércitos contendientes. Más de un cacereño se quedó tuerto a cuenta de la tradición foral, por lo que esta última “pelea” se ha desterrado, aunque no hace tanto tiempo.

Más tarde, para hacer la fiesta más civilizada, se desterró lo de las brevas pero siguieron las hogueras, quemándose “dragones” que comenzó haciendo el Ayuntamiento y, tomando modelo de lo que se hace en Levante —posiblemente por insinuación del obispo Llopis Ivorra, que era levantino—, comenzó a organizarse aquí la lucha de “moros y cristianos”. El Ayuntamiento arrendaba trajes de ambas tropas y, unas veces organizado por el Frente de Juventudes y otras por distintas entidades, muchachos jóvenes se vestían de moros o cristiano y simulaban la lucha en la que siempre debían salir vencedores los cristianos, que apresaban el “dragón” que portaban los moros y terminaban quemándolo ante el Ayuntamiento. Alguna vez, tanto el capitán moro como el cristiano soltaban alguna perorata desde las torres de la Plaza Mayor, pero como la acústica era mala los que la presenciaban acababan aburriéndose y se dejó de hacer. Lo más curioso —y creemos que lo que determinó no hacer la “lucha” de moros y cristianos— es lo sucedido hace unos años, que fue el que las “tropas” moras se lo tomaron con tanto calor que estuvieron a punto de vencer a las cristianos y hasta tuvo que intervenir Antonio “El Sopa” (este eficiente empleado municipal que sirve para todo) para convencer a los “moros” que ellos tenían que ser los vencidos.

Diario HOY, 23 de abril de 1981