El PSOE de Andalucía, en unas jornadas que han celebrado en Almería,
han pedido, entre otras cosas, la nacionalización del agua. Yo de momento, al
leer la noticia, creía que se referían a las aguas del mar por aquello de que
la mayoría de la flota pesquera andaluza permanece atracada, porque resulta que
las aguas que rodean a aquella región, el sur de España en general, o son de
los marroquíes, o de los portugueses y hasta de los ingleses del Peñón, pero
parece ser que de quien menos es de los pesqueros españoles.
Me dije yo —que entiendo más bien poco de estas cosas— “si de un
plumazo nacionalizamos todas las aguas de nuestros alrededores, tenemos la
solución en nuestras manos, y que sean las otras naciones las que chillen,
porque parece se que con lo de las 200 millas vino a ocurrir algo de aquello…”
Pero no, no iban por ahí los tiros. Lo que quieren los socialistas
andaluces que se “nacionalicen” son las aguas de los ríos españoles, como se
“nacionalizó” —en contra de la voluntad de los extremeños y de otras regiones
más de la cuenta— el agua del Tajo que ha pasado también a ser “padrastro” de Murcia y Levante. Es más,
ellos dicen que el trasvase Tajo-Segura no va a ser la solución de los graves
problemas de agua que existen en el suroeste levantino en parte de la región andaluza… Pienso yo
que, si la sequía persiste, el Tajo tampoco va a ser solución ni para las
tierras y regadíos de su cuenta tradicional, cuanto más para la advenediza, por
lo que les doy la razón y como ellos también agregan que “hay que estudiar las
posibilidades de trasvasar recursos” de unas regiones a otras, como nosotros
hemos ido por delante —por la vía del ordeno y mando y no de la
nacionalización— podríamos pedir que se nos trasvasaran algunos de esos
recursos, de otras regiones, ya que las aguas se las llevaron. Podríamos
comenzar pidiendo un “trasvase” de las bodegas de Jerez, porque si interesante
es el agua, también lo es el vino, y puestos a pedir, que nos “trasvasen”, en
esa nacionalización de recursos, unas cuentas fábricas de juguetería de Ibi,
que tan bien funcionan y tanto dinero dan; alguna fábrica de cementos, alguna
azucarera, algún “polo de desarrollo” como el de Huelva, algunos altos hornos…
que por pedir no quede. Lo mejor sería, meter en un saco los nombres de las
industrias más rentables del país, y que cada región sacara por su mano dos o
tres de las papeletas y repartírnoslas. Sería la mejor nacionalización y
después: “a quien Dios se la de, san Pedro se la bendiga”.
Diario HOY, 3 de abril de 1981
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