Los tiempos tienen sus modas y sus modos. Lo que era válido para hace
escasamente unos años, es ahora todo lo contrario En los Gobiernos anteriores a
los de la democracia, recordamos la frase que el pueblo solía emplear para
señalar al que tragaba solo a medias las doctrinas que entonces estaban en
moda: “Este es un poco rojillo”, se decía entonces para señalar al que siendo
buena persona no comulgaba del todo con las doctrinas políticas en boga aquel
entonces. No había aspecto peyorativo serio en la designación de “ser un poco
rojillo”, ya que a veces se empleaba hasta como broma.
Ahora hemos dado la vuelta a la tortilla y la moda ha cambiado y en
vez de decir “este es un poco rojillo” se dice ahora “este es un poco
franquista”. La frase, si lo pensamos bien, tampoco puede tener nada peyorativo,
puesto que cuarenta años de un régimen no se escamotean en la historia de un
pueblo como se escamotea un conejo en la chistera de un mago, y quiérase o no
la mayoría de los españoles conocieron ese régimen, vivieron en él, nacieron
durante el mismo y no tuvieron otro medio de formarse —excepto los que estaban
fuera, que era una minoría— o los niños que cuentan ahora no más de cinco años,
que fueron los únicos que por haber nacido en otra etapa histórica pueden
afirmar con razón que no conocieron ni compartieron aquello.
En el fondo, los españoles de cualquier ideología siguen teniendo al
menos una “curiosidad” por el tiempo inmediatamente pasado, y de ahí el éxito
de publicaciones como “Viva Franco (con perdón)”, de Vizcaíno Casas, o
“Nosotros los Franco”, de Pilar Franco. Y este éxito editorial es a cualquier
escala, porque en Cáceres mismo es
difícil hacerse de un ejemplar de esos libros, porque se agotan continuamente…
¿Por qué esa apetencia o curiosidad a un tiempo pasado? Pues porque todos,
queramos o no, vivimos aquello que no tuvo ni tanto malo, ni tanto bueno como
algunos políticos nos quieren hacer creer… Y lo malo es que los más reacios a
esa apetencia o curiosidad son los políticos “tipo sabañón”, a los que se llama
así porque nacieron en la Falange, se adhirieron al Movimiento y ahora
últimamente se están poniendo rojos…. ¿Y que a dónde vamos con estos
razonamientos? Pues a que debemos encarar el futuro según viene, sin filias ni
fobias a lo pasado, que no fue más que un “tramo” de las escaleras en que ahora
estamos encaramados y en las que el futuro decidirá si “nos damos el morrón” o
seguimos subiendo escalones, que dicho de otro modo es mirar hacia adelante,
sin cuestionar tanto lo pasado.
Diario HOY, 5 de noviembre de 1980
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