Resulta que el tema de conversación a nivel popular es la dimisión de
Pedro Cañada y la posible formación de un nuevo partido a nivel regionalista,
pero suele apuntarse una “pega” a la hora de hablar de la creación del nuevo
partido…
“Yo estoy con Pedro —nos decía una de las muchas personas interesadas
en el tema—, pero tengo el temor de que a Pedro puedan manejarlo.”
Porque la verdad del asunto es que nadie duda de las buenas
intenciones del paisano, pero preocupa que esta buena intención sirva a
alguien, o a algunos, para montar su prebenda mientras Cañada da la cara.
Él, Pedro Cañada, es un Quijote, a su modo. Pero hay algo que debemos
decir, y es que cada Quijote necesita de un Sancho. Del hombre que tenga los
pies en el suelo y cuando se entable una lucha con molinos, ponemos por caso,
lo advierta y vea qué tajada regional —y no personal— se puede sacar de ella.
La verdad es que nosotros le hemos hecho esta pregunta al propio
Pedro: “¿Quién va a ser tu Sancho?”… Él no supo contestarnos y lo más que ha
reconocido es que, en efecto, necesita de ese equilibrio.
“No sé quien podría ser el Sancho de lo que me propongo —nos dijo—,
pero tienes razón, hay que buscarlo.”
Ello puede darnos idea de otro dicho que se ha hecho popular en estos
días y que más o menos dice: “No puede dudarse de la pureza de Cañada, pero lo
cierto es que está manejado.”
“Oiga, ¿y por qué no ha podido manejarlo la propia UCD?”, se
preguntarán algunos. Al parecer, con la serie de follones internos que ese
partido tiene, Pedro Cañada era algo así como un puro trucado —de esos que
estallan—, que no se sabía cuándo iba a dar la explosión, y que en muchos casos
era mejor prescindir de fumar a tener el alma en vilo esperando la explosión en
cada momento.
En definitiva, que Pedro Cañada, nuestro “Garbancito de la Mancha”,
está a la busca de un Sancho. De que lo encuentre o no puede depender la
utilidad de su gesto, de cuya honradez muy pocos dudan, aunque algunos piensen
que detrás de su actitud hay una carga de protagonismo.
El hecho suscitado y que está sobre el tapete es si sirven o no a los
afanes regionales los grandes partidos. Quiérase o no es la duda que acaba de
suscitarse, y de la que sólo cabe decir como en las antiguas hojas del
calendario: “La solución mañana”.
Diario HOY, 19 de noviembre de 1980
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