Lo he leído en “Supermente”, una revista de parapsicología que cuenta
muchos casos curiosos de lo que podríamos llamar nueva brujería, basados en los
poderes de la mente que todavía el hombre desconoce. Ustedes saben que en la
actualidad los hombres utilizamos sólo un 10 por 100 de nuestro cerebro y se
piensa que cuando seamos capaces de utilizar un tanto por ciento mayor
llegaremos a ser algo de lo que ahora se llama “superhombres”, que siguen
siendo casos inexplicables como el de Uri Geller, que doblaba cucharas a través
de la televisión, arreglaba relojes, etc., etc. Todavía un amigo nuestro nos
hablaba de que conoce un frigorífico cuyo motor está técnicamente averiado,
pero que desde que Uri Geller hizo su prueba por televisión, funciona de
maravilla sin que nadie se explique cómo.
En fin, no vamos a hablar de eso, sino de un caso que con todo
detalle, fechas y testigos, inserta la tal revista: Un niño de doce años que
vive en la localidad argentina de Covunco Abajo es capaz de levantar, sin
contacto físico, hasta piedras de 50 kilos de peso. Esto es l o que se llama
“psicoquinesis”, que es el levantamiento de objetos pesados sólo con el
pensamiento. Pues bien, Ladimir Gonzalo Barrera, que este es el nombre de este
“Sansón psicológico”, vivía allí con sus abuelos que comenzaron a asustarse
porque los muebles, solos, cambiaban de sitio, quedaban en el aire o se
desplazaban como si estuvieran colgados de invisibles globos. Lo más curioso
del caso es que el pequeño Ladimir también desconocía su poder y era el primero
que se asustaba con todo ello, hasta que gente mas impuesta le ha hecho ver que
este “don” es suyo y puede emplearlo.
No sabemos si se habrá hecho “mozo de cuerda” sin cuerda, porque
resulta que el pequeño Gonzalo Barrera es analfabeto, y según se dice puede
hasta descargar un camión de cemento sólo mirándole la caja desde cierta
distancia. Hablábamos de todo esto con uno de los aspirantes a la oposición a
guardias municipales de Cáceres, que ha sido suspendido por no levantar la pesa
de 50 kilos, aunque en lo demás —según él dice— estaba preparadísimo. Este
amigo, cuyo fallo es que no es muy fuerte físicamente, nos decía: “Le voy a
escribir a Ladimir para que me enseñe el truco. Verán como apruebo las próximas
oposiciones”. A ver si lo consigue.
Diario HOY, 18 de enero de 1981
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