lunes, 5 de junio de 2017

La ilusión, en calzoncillos


El robo de los seis mil pantalones efectuado a una cooperativa de Malpartida de Cáceres ha venido, en cierto modo, a quedar en calzoncillos los deseos de industrialización de Extremadura. Si después de vencer las muchas dificultades que montar aquí una industria tienen, conseguir aunar voluntades, recabar un capital y poner a trabajar con ilusión a unas personas, tenemos que aguantar también a los ladrones que, impunemente, nos quedan en calzoncillos, digamos si ello no es una “bajada de pantalones” de los que tenían que garantizar el que estos robos no se produjeran o no quedaran impunes… porque, en cierto modo, esos pantalones eran de toda Extremadura, y es a la región y a un deseo de industrialización a la que quedan en calzoncillos… Y, oiga, es que vamos para atrás, como los cangrejos, y ello a cualquier nivel.
“Si en 1974 España era la novena potencia industrial del mundo, en 1980 hemos quedado relegados al decimoctavo puesto. En este año actual está previsto un crecimiento “cero”, un paro del 12 por ciento de la población activa y unas pérdidas de 3.500 millones de dólares en la balanza de cuenta corriente, aparte de que los precios aumentarán, previsiblemente, entre un 17 y un 18 y medio por ciento”… Y nuestros políticos, a cualquier nivel, siguen sólo preocupándose de sus sueldos y emolumentos o de sus disciplinas dictatoriales de partido, sin que les importe un pito que vayamos para abajo que estallamos. Algunos no han pasado de la fase de  “cambianombres” o “descuelga” retratos, como si con ello se arreglara algo. Creo yo que algunos, de buena fe, pensaban que el nombre: democracia o libertad, era algo así como la frase mágica de: “ábrete, Sésamo” y con pronunciarla todo se arreglaría, pero “sin dar el callo”… Y “el callo hay que darlo” dejando el triunfalismo —que tanto han criticado y del que ellos pecan en mayor medida— a un lado… Y en esto de los robos que quedan sin aclarar también, porque si no va a darse el caso que recoge el popular refrán que, más o menos, dice: “Mira cómo sube, de alcalde a verdugo”… Refrán para cangrejos, pero no para gentes responsables.
Diario HOY, 15 de noviembre de 1980

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