Catorce mil duros me he gastado yo en buscar para ustedes un vaticinio
como es debido Entre tanto vaticinador de desgracias para el recién nacido
1981, me he buscado un adivino, un pitoniso, que sea un poquitín más alegre que
esos que sólo predican terremotos, guerras y catástrofes.
Así, me fui a ver a mi buen amigo el mago-adivino doctor Karim, primo
hermano de uno de los Reyes Magos y que vive en el Oriente según se entra a
mano derecha.
— Oye, Karim —le dije–, ¿Es que no hay más que desgracias para el
nuevo año?
— Verás —me respondió—. Con esto pasa como con el jamón, que lo hay
corriente y lo hay de “pata negra, ibérico”.
— Pues dame un vaticinio ibérico de pata negra.
— Catorce mil duros te va a importar la broma.
— No importa, adelante.
Mi buen amigo Karim dejó la bola de cristal que sólo desgracias
predice, tomó una pandereta, le puso una luz debajo y comenzó a puntear con los
dedos un ritmo así como de pasodoble… Sobre la pandereta, como en la “tele”,
comenzaron a salir escenas —yo temía que hasta saliera la Lola Flores— y mi
amigo comenzó:
— Veo que en 1981 el canon que cobrará la Diputación va a ser algo así
como un cañón de lanzamiento de la provincia hacia el futuro, que la hará salir
del subdesarrollo. Se acabará el paro. Le tocarán las quinielas a todos y cada
uno de los cacereños, y al que no, le tocará la lotería. Vendrán las lluvias.
Vaticino siete años de vacas gordas. No caerá ni una sola desgracia en la
provincia. Los niños cacereños que nazcan en el 81 serán más guapos, más rubios
y tendrán los ojos más azules; cada niña ganará un concurso de belleza, si
llega a presentarse… Veo que los pajaritos cantan y las nubes se levantan, que
los partidos políticos estarán a partir un piñón, y no a partirse la boca. No
habrá envidia, sino paz y cordialidad entre los cacereños… y seréis todos muy
felices y comeréis perdices, sin dar con los huesos en las narices a nadie,
porque eso está muy feo.
— Bueno, pero todo eso, ¿va a ser verdad?
— Mira hijo, la verdad es siempre muy relativa… ¿Por qué no va a ser
verdad esto y sí lo van a ser las desgracias?
Yo no sé si mi amigo Karim cruzó o no los dedos al contarme todo esto,
porque pienso yo que quizás todas estas venturas no lleguen a realizarse… ¿Pero
a que son bonitas? Pues vamos a pensar en ellas, que será la forma de vivir con
el corazón ilusionado y no encogido, que al fin y al cabo es lo que importa.
Diario HOY, 3 de enero de 1981
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