miércoles, 7 de marzo de 2018

Donde dije digo…


Donde dije digo tengo que poner Diego, pero es esta una rectificación que confieso hago con verdadero gusto: Las ocho hermanas de la Comunidad de “Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl” que hace un montón de años rigieron el colegio “La Inmaculada”, que desaparece por fusión con el hogar “Julián Murillo” no se marchan, sino que quedan como comunidad en dicho hogar.
La precisión nos la vinieron a hacer el director de la “Inmaculada”, Santos Benítez Floriano, y el director del “Julián Murillo”, Francisco Caballero Portillo, a los que agradecemos sus aclaraciones, porque lo cierto y verdad es que de no habérnoslo aclarado ellos no lo hubiéramos sabido, ya que en el pleno de la Diputación no se hizo mención especial a dicha comunidad, y como en otros centros dependientes de este organismo ya había habido despidos a otras comunidades, nosotros nos pusimos en lo peor.
En este caso, afortunadamente, la Diputación tiene un contrato colectivo con la Comunidad hasta el año 1993 y las monjas van a continuar en el nuevo colegio, como lo estaban ya en “La Inmaculada”. ejerciendo funciones educativas hasta ese año por lo menos, puesto que desde hace seis dirigen el centro profesional de la educación de laicos, estando las ocho hermanas incardinadas también en esa función educativa.
En la nueva instalación pasarán a ocupar una zona preparada especialmente para la comunidad en la que se encuentran francamente a gusto y contentas. Nos complace aclarar, en honor de la verdad, todos estos extremos, y como aquella “ventana” la titulamos “Llanto por un colegio”, diremos que han enjugado nuestro lloro, lo que nos agrada, y el llanto queda sólo para el abandono del edificio, pero sin ninguna lágrima —afortunadamente— por la marcha de la comunidad.
Diario HOY, 3 de noviembre de 1987

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