No es tiempo ya de discutir si hacen falta o no plazas hoteleras en
Cáceres, porque todos estamos convencidos de ello. Aunque algún industrial del
ramo —por esa lógica de no tener competencia— negará hasta el final que eso era
así. Ahora nadie lo duda y todos los cacereños sabemos que no es sólo los días
de jura de bandera en el CIR cuando no se encuentra una plaza de hotel en la
ciudad, ni los largos “puentes”, como
este de la Almudena que nos ha llenado de turistas madrileños la ciudad.
Hemos de reconocer que una cosa que ha influido en la mayor afluencia
nacional de turismo ha sido la afortunada designación de Cáceres como
Patrimonio de la Humanidad y, todo hay que decirlo, el interés que la
Diputación y su patronato de promoción del turismo, “El Carvajal”, han tenido en airear en el exterior ese suceso,
promocionando una serie de visitas y suscitando un interés general hacia Cáceres.
Pero en esto suele pasar como con el huevo y la gallina, o como con el
coche y los caballos. Hay que hacer las cosas al unísono o acabarán
viniéndosenos abajo. Es magnífica la labor de promoción que se viene haciendo a
todos los niveles para centrar la atención de la gente en Cáceres y abrir las
apetencias de visitar la ciudad, pero a la par no hay que olvidarse del asunto
de esas plazas de hotel, de que tanto se habló. Y que a nuestro juicio, es cosa
que va muy lenta. No sólo el pequeño parador de la Ciudad Monumental, sino las
promociones particulares de hoteles.
Mucho se ha hablado, pero que sepamos, hasta ahora no se ven más que
palabras.
Diario HOY, 11 de noviembre de 1987
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