Yo me felicito y felicito a don Jesús Garzón por lograr declarar al
embalse de Cornalvo parque natral y porque en él no sólo hay terrenos de
municipios de Badajoz, sino de varios municipios de Cáceres, que quedarán a
salvo dela especulación y contaminación de los seres humanos, como ocurrió en
Proserpina. Como ocurre en Valdesalor, agrego yo, y en otros muchos sitios
donde el ciudadano bípedo va a disfrutar a su aire, sin ocuparse de que pueda
molestar a los bichitos, —es más, me complace saber que entre tantos bichos como
se citan en las informaciones sobre el suceso, hay un “sapo portero ibérico” que yo me lo imagino como un bran batracio
con cachimba y gorra de galones, casi igual a algún portero bípedo que hubo en
algún centro sanitario cacereño. En realidad se trata de un error. El oficio
del sapo es otro, No es portero, sino partero.
Si gentes como nosotros hubieran logrado vivir en la época de los
dinosaurios y grandes bichos, ahora serían los grandes bichos los que nos
estuvieran protegiendo a nosotros y, en justa correspondencia, ahora debemos
hacer lo mismo con los pocos bichos que están quedando, aunque en esto de la
protección, como uno se embale, acaba teniendo bichos por todos lados, por
molestos que sean. Es más, pienso que si hubiera habido tanto ecologista cuando
se inventó el DDT, a estas horas estábamos rascándonos los piojos por el método
antiguo. En fin, no es que esté uno en contra de que haya más parques naturales
porque, en definitiva, Extremadura por haber sido un gran latifundio en manos
de muy pocos, ha sido casi un parque natural toda ella.
Diario HOY, 18 de septiembre de 1987
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