Yo creo que nuestras autoridades —sin señalar a ninguna en especial—
sino todas, no se han concienciado aún de lo que supone y a lo que obliga el
que hayan hecho a Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Pienso yo que si esas
autoridades antes no tenían mayor compromiso que el de observar unos servicios
internos “para andar por casa”, que sólo
eran criticables por los de dentro, ahora su compromiso es mayor y con todos
también con los de fuera, y criticables también por los externos que pueden
venir aquí, porque nuestra ciudad también es patrimonio de ellos. No se trata sólo
de tener unos hoteles con buenos y suficientes alojamientos y unos servicios
apropiados para el posible aumento de visitas, ya que eso es infraestructura,
sino el limpiar nuestras calles de ladrones, que han proliferado de tal modo,
que lo que parece es que han designado a Cáceres como patrimonio de “Alí Babá y sus cuarenta sicarios”, sin
que nuestras autoridades —todas— muevan un dedo para evitarlo
Pensando en que puede llegarnos turismo de fuera, lo primero que habría
que haber hecho era extremar el trato con los extranjeros que nos visitan y se
nos está dando el caso de que, lejos de ello, los ladrones locales es a los que
están esquilmando de forma sangrante. Habrá que pensar en la fama que nos estarán
creando por esa Europa de Dios.
Por citar sólo dos casos, de los más destacados, señalamos el robo del
coche oficial del Ayuntamiento de La Roche–Sur–Yon, en la semana francesa de
hermanamiento, y por si ello fuera poco, el cometido en un autocar belga, que
nos trajo turismo, al que le han robado dos televisores en color, un
radiocasete y hasta el telefonillo que había al lado del asiento del conductor,
que han arrancado de cuajo. Lo malo es que todos estos robos quedan impunes… Y
no creemos que sea necesario pedir ayuda a Scotland Yard para erradicarlos.
Diario HOY, 30 de octubre de 1986
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