Ya lo hemos insinuado en
alguna ocasión y hasta podemos decir que, en líneas generales, aquí ha solido
dar resultados positivos. Nos referimos a evitar la guerra de carteles y
pintadas que puede venírsenos encima —de hecho ya se nos ha venido— con motivo
de la propaganda de las elecciones. No sabemos qué político debería dar el
primer paso y convocar a los responsables del resto de los partidos para llegar
a unos acuerdos en la distribución de los paneles que pone el municipio a
disposición de cada formación política, y lo que es más importante, llegar a un
acuerdo de distribución de propaganda, ya que suele darse el caso de que las
formaciones menos numerosas (fíjense que digo menos numerosas y no menos
importantes), bien porque se las ignore o se las olvide en el momento de
repartir los paneles, suelen ser las que comienzan la guerra de quitar a otros
para poner los suyos, o la simple guerra de arrancar los demás.
Es cierto que muchas veces
son los chavales los que arrancan y rompen los carteles, pero en estas
circunstancias suele haber intereses al medio y puede hasta “estimularse” la
rotura. Todo eso es juego sucio en el más amplio sentido de la palabra, no sólo
porque ensucia la ciudad, sino porque en democracia lo importante es respetar a
los demás si queremos que nos respeten a nosotros, Yo no sé cuándo los
españoles aprenderemos esa lección y dejaremos actitudes dictatoriales como es
la de cargarnos la propaganda ajena, cuando lo democrático es respetarla. Hay
otra cosa especial en lo concerniente a Cáceres, y es el respeto a la Ciudad
Monumental. En otras ocasiones hubo el acuerdo entre los partidos de no
utilizar sus monumentos ni calles para las propagandas, y menos para las
pintadas, y en líneas generales llegó a respetarse dicho acuerdo. ¿Por qué no
acordar algo así ahora?.
Diario
HOY, 15 de mayo de 1986
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