A mí me parece encomiable todo lo que se haga para la promoción del
turismo en Cáceres, porque en feliz frase de Dionisio Acedo, “el turismo son los pozos del petróleo
cacereño”, o pueden serlo. Tampoco es que yo vaya a creerme que el “boom” turístico aquí vaya a ser igual
que el de la Costa del Sol o cualquier otra costa española, porque nuestro
turismo tiene que ser un poco más intelectual o si se quiere de curiosidad y en
época no calurosa en la que cabe desde el inicio dela primavera, el otoño y
hasta un largo invierno Es más, diríamos que estamos a la distancia óptima para
recibir el turismo fin de semana de Madrid, que podría completarse con algún
circuito local, en el que yo, desde luego, no descarto el viaje fluvial por el
recrecido Tajo y aun el “safari”
fotográfico por esa vía fluvial y las muchas islas, isletas y recovecos que a
lo largo demás de 90 kilómetros de cola,
desde la presa de Alcántara, tiene el río en nuestro territorio.
Todo eso está ahí como algo potencial que puede explotarse en un futuro
y dar puestos de trabajo y empleo a algunas de nuestras gentes, por ello, todo
lo que hace el recién creado Patronato Carvajal para hacer un libro que reseñe
el que Cáceres es el patrimonio de la Humanidad, o la creación de un parador,
por el Ayuntamiento y la Junta, me parece muy bien y hasta esto último lo veo
de una necesidad apremiante. Pero hay otra, que es el hacer que el turismo
venga a Cáceres, aunque sea agarrado por las orejas. Para ello no hay más que
la creación de alguna de aquellas rutas que hubo, “La de los Conquistadores” y alguna más, que no sabemos cómo
terminaron desapareciendo.
Diario HOY, 11 de junio de 1986
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