Lo primero que a uno le extraña cuando llega a Israel, es ver que en
lo alto de todos y cada uno de los edificios modernos (porque la mayoría lo
son) hay unos grandes depósitos que parecen sujetar unos enormes paneles. La
curiosidad te lleva a preguntar y entonces te dicen: “Son paneles solares y depósitos de agua, ya que todas las casas tienen
agua caliente casi gratuita, porque en un país como el nuestro, con tantas
horas de sol, debemos saber aprovechar esta energía solar que se nos da tan barata
y que, hasta lo de ahora, hemos venido desaprovechando. Es la energía más
limpia y cada día es más fácil aprovecharla.”
Estas y otras cosas más te dicen, presumiendo de sus sistemas de
aprovechamiento de la energía solar y de la modernidad de los mismos. Pues
bien, yo creo que fue en nuestra provincia en uno de los sitios de España donde
comenzó a aprovecharse este tipo de energía hace ya muchos años. Podría dar
algunos datos más de una finca, donde hicimos un reportaje, en la que de una
forma primitiva entonces (porque estaba todo esto empezando) se convertía en
energía eléctrica la energía solar y hasta el dueño de la finca nos comentó
que, andando el tiempo, cuando los electrodomésticos se hicieran de un voltaje
apropiado, ésta sería la energía de las explotaciones campesinas.
En la capital, en Cáceres, en alguna casa aparecieron también paneles
solares, pero luego se dejó y según me ha dicho alguien —yo no lo sé— debido a
las muchas pegas que pone nuestro Ayuntamiento para la instalación de estos
paneles en lo alto de los edificios. De ser así, nuestro Ayuntamiento está
poniendo pegas al progreso, porque el futuro de la energía está en el empleo de
la solar y siendo nuestra provincia una de las de más horas de sol de España,
uno no acaba de explicarse la actitud de nuestros políticos o nuestros
burócratas, o ambos juntos.
Diario HOY, 12 de junio de 1986
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