Hoy llegan a Cáceres unos 600
profesores de Lengua, a darle a la ídem, durante los días que dure el “VI Simposio Iberoamericano de Lengua y
Literatura para profesores de enseñanzas medias” que hoy comienza en
nuestra ciudad con intervención de destacados especialistas en la materia.
Es de agradecer el que se
haya elegido nuestra ciudad para este acontecimiento, y por ello me apresuro a
agradecer y dar la bienvenida a todos, de una forma personal, porque el alcalde
de Cáceres, que es un “piquito de oro”
cuando quiere, y el presidente de la Junta, que también es profesor y debe
saber lo suyo del tema (aunque lo disimule), se encargarán de darle la
bienvenida oficial, ya que uno no es nadie para hacerlo, más que en el terreno
personal.
Dicho esto paso a señalar
algo que alrededor de la Lengua se me ha venido a las mientes en varias
ocasiones. A poco que uno viaje por los países de nuestro habla, se da uno
cuenta que este patrimonio común que compartimos no está lo suficientemente
bien tratado en lo que, para entendernos, llamaremos la Madre Patria.
Se asombra uno que cualquier
hispanoparlante de Guatemala, México, Argentina, maneje mejor el idioma común
de lo que lo manejamos los peninsulares, tengan más vocabulario que nosotros y
empleen giros que, aunque a veces nos parecen preciosistas y almibarados, implican
un mejor conocimiento y mejor empleo de nuestro lenguaje. Yo creo que aquí nos
hemos perdido un poco en el cheli o
el lunfardo y es lástima escuchar a
universitarios expresarse con tan pobre vocabulario como ese de: “Te lo juro tío, que a uno le comen el coco
con esto de la política y las elecciones de lo que yo paso, tío, porque tengo
muy bien puesto el tarro, que te lo juro.” De verdadera pena.
Diario
HOY, 14 de mayo de 1986
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