Este conflicto que mantienen los ciegos integrados en la ONCE con la
actual Administración me ha hecho meditar algo que se viene observando a todos los
niveles, cual es el que la actual Administración, por las razones que sea,
trata de modificar lo que funciona bien, haciéndolo funcionar peor, en vez de
tratar de crear nuevas cosas que funcionen.
Yo viví los tiempos en que los ciegos eran mendigos que malvivían de
la limosna, o de tocar algún instrumento por las esquinas (como comienzan a
hacer ahora muchas familias de videntes) acogiéndose a la caridad ajena. No sé
quién inventó lo de la lotería de los ciegos, ni me importa, lo que sí digo es
que fue la redención de los invidentes que quedaron convertidos en dignísimos
vendedores de lotería y el Estado, que hubiera tenido que terminar acogiéndoles
en algún asilo o pasándoles algún socorro, se vio liberado convirtiéndoles en
trabajadores.
Ahora parece ser que la Administración, o el Gobierno, o quien sea,
tiene “celos” de lo bien que viven
los ciegos y les está discutiendo esas migajas, porque resulta que otras rifas
dudosamente benéficas están “resentidas”
por las preferencias que los españoles tenemos en el “cupón de los ciegos”. Podría esto explicarse de muchos modos, entre
otras cosas porque un ciego se ve que lo es y otras rifas estatales, bingos y
máquinas tragaperras, carecen o tienen más escondido el “tirón” benéfico, pero no vamos a explicar más que lo lerdo que hay
que ser para desarreglar siempre lo que funciona, sin crear nada nuevo. Un
ejemplo en lo local, podría ser la cantidad de intentos de modificar el mercado
franco que se hace un día a la semana y mal o bien funciona al gusto de la
gente, poniendo como pretexto el daño a la industria establecida cuando la
misma Administración autoriza un zoco diario en los sitios más céntricos sin la
justificación siquiera del paro, ya que la mayoría de los vendedores del mismo
son marroquíes, senegaleses, suramericanos, etc.
En fin, yo no lo entiendo.
Diario HOY, 15 de junio de 1986
NOTA.-
La ONCE se creó en diciembre de 1938 y el primer sorteo tuvo lugar en mayo de
1939.
En enero de 1982 los afiliados a la ONCE
eligieron, por primera vez, a sus representantes (antes los dirigentes eran
puestos por el Gobierno).
Hasta finales de 1983 los sorteos eran provinciales,
sobre números de tres cifras. En enero de 1984 comenzaron los sorteos de ámbito
nacional con números de cuatro cifras. Fue el gran despegue de la ONCE. (Nota
de Teófilo Amores).
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