(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Hay curiosidades del Cáceres inmediatamente pasado que si no se
cuentan terminan olvidándose. Pequeñas cosas que el cacereño actual se pregunta
por qué son o por qué se llaman así. Ejemplo de ello puede ser un comercio que
existe en Cáceres al que popularmente se le llama “El Requeté”, porque en el lugar que ocupa hubo en tiempos de la
Guerra Civil un cuartel de tropas carlistas, sin que el fundador de ese
comercio, don Getulio —al que conocí y traté— tuviera en absoluto esas ideas.
Cada dos por tres surgen alusiones a cosas de entonces que, dadas por sabidas
de las generaciones anteriores, nadie ha intentado explicar a las nuevas, como
la serie de cuarteles y tropas que hubo en Cáceres durante los tres años de
guerra, ya que habiendo sido Cáceres el primer cuartel general de Franco, aquí
se alojaron gran y variado número de tropas y fuerzas de todas clases. Aparte
de los cuarteles normales, como pueden ser los del Regimiento Argel (hoy del
CIR); los de la Guardia Civil, en las calles Margallo y Alfonso IX, hubo otras
muchas casas y palacios habilitados como cuarteles, de los que voy a tratar de
recordar algunos.
En lo que hoy es el Complejo Cultural “San Francisco” estuvo el cuartel de las tropas moras; los requetés
tuvieron su cuartel principal en el número uno de la calle Olmo; hubo otros
varios cuarteles en los Golfines de Abajo; el antiguo Cuartel Viejo
(desaparecido) que ocupó la zona de la plaza de Galarza y mercado de abastos;
Falange tuvo un cuartel en una casa desaparecida, donde hoy está el cine
Capitol; las “Milicias Patrióticas”
(tropas de segunda fila) ocuparon el palacio del conde de Canilleros y las
escuelas de la calle de Alfonso IX; parte del Instituto de Segunda Enseñanza
(hoy Luisa de Carvajal) fue también cuartel moruno; como lo fue el Gran Teatro
y la antigua “Casa del Pueblo” de la
calle Olmo; hubo otro en la Casa de los Caballos y algunos más que no recuerdo.
Sirva esto para completar esa pequeña historia local que alguien
escribirá algún día.
Diario HOY, 1 de noviembre de 1986
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