Hay algo que quería decir sobre la evolución de toda una plantilla de
profesionales que, poco a poco, sin que nosotros nos demos mucha cuenta de
ellos, se nos han hecho imprescindibles para la vida ciudadana. Me refiero, claro
es, a la Policía Municipal.
Creo que la Policía Municipal de Cáceres es el cuerpo de profesionales
que más ha evolucionado y mejorado desde que comenzó la democracia, y esto hay
que decirlo. Hay que decirlo, porque cuando las gentes hacen bien las cosas,
les gusta conocer el agradecimiento de la comunidad a la que sirven. Yo sé que
hay gentes mezquinas, en esto y en todo, que cuando un profesional cumple bien,
por su propia mezquindad, lo más que dicen es “Al fin y al cabo es su obligación y cobra por ello.” Pues no,
señor, hay cosas que no se pagan más que con el agradecimiento de los demás, y
nuestra policía Municipal deben saber que al menos con el mío cuenta y creo que
con el de la mayoría de los ciudadanos. Si en alguna ocasión la hemos criticado
con largueza, justo es que, con largueza, hablemos de ella cuando lo hace bien
y cumple con una multiplicidad de obligaciones en las que se nos ha hecho
imprescindible. Estos hombres, que en alguna ocasión se juegan el físico y la
vida por atajar la locura de un drogadicto borracho, lo hacen por el bien de
todos y muchas veces resultan heridos (prueba reciente hay de ello), pero al
par derrochan delicadeza estando presentes a la salida de los colegios, para
que esa algarabía infantil que sale en tromba, no sufra un solo rasguño, o para
que esa anciana cruce con seguridad la calle, o para aguantarnos infinidad de
llamadas nocturnas, porque no nos dejan dormir los ruidos y, como cuidadores de
nuestros sueños, desplazarse para tratar de hacernos la noche segura y grata.
Desde luego, nuestros policías municipales son unos magníficos
profesionales y, por si alguien no lo dice, o tenía ganas de decirlo.
Diario HOY, 2 de octubre de 1986
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.