Pero es una mala suerte que
viene dada por la coincidencia de la mencionada Fiesta con la patronal de San
Jorge que, aunque no tenga festejos de gran releve, sí distrae lo suficiente
para que cualquier otra fiesta, coincidente como esta, pase un poco
desapercibida. Es más, yo diría que alrededor del festejo del día 23, en Cáceres
tenemos una acumulación de fiestas que, según se vea, se quitan relieve unas a
otras o se lo dan sin lograr destacar ninguna. Téngase en cuenta que en esos días
en nuestra capital son tres las celebraciones que se juntan, las dos
mencionadas, más las novenas de la Virgen de la Montaña, cuya imagen se baja a
la ciudad el mismo día de San Jorge, el 23, a la Concatedral desde su
santuario. Si a ello unimos el que este año se ha hecho un programa excepcional
de festejos para San Jorge, diremos que las fiestas del libro, como siempre,
pasarán desapercibidas. Esto no implica crítica negativa en ningún sentido, sino
el reconocer un estado de cosas que ha sido siempre así y que no es fácil que
cambie, porque el mejor homenaje al libro no son los discursos alrededor del
mismo, que podrían incluirse también en las fiestas patronales, ni aún el
abaratar su compra (aunque venga bien) sino el leerlos, y la verdad es que
ahora no tenemos tiempo de leer y precisamente ha sido la televisión el peor de
los inventos para la lectura. No digo que la televisión pueda sustituir al
libro, sino que la televisión, que muchas familias tienen encendida
continuamente, no deja leer a nadie. Eso y lo apuntado, descabalgan un poco el relieve
del “Día del Libro” en nuestra ciudad,
aunque es cosa de la que no debemos asombrarnos, porque siempre ha sucedido.
Lo que sí diremos,
finalmente, es que este año, más que nunca, se han organizado unos magníficos
festejos patronales.
Diario
HOY, 10 de abril de 1986
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