Pienso que es bueno conocer nuestra pasada historia, no por presumir
de antiguallas y recordar viejos tiempos en los que Extremadura, o el
territorio que hoy ocupa nuestra región, estuvieron a la cabeza del mundo de su
tiempo, sino porque ello nos puede servir de estímulo para el tiempo que ahora
nos toca vivir y para el futuro que se nos viene encima. Primero hemos de
conocer lo nuestro y valorarlo, porque nuestra postración actual es tan grande,
que cuando se habla de alguna gloria ida (no sólo la de los conquistadores, que
es muy próxima) nos suena un poco a música de aire y casi no pasamos a creerlo.
Pues bien, créase o no se crea, la primera operación de cesárea de la
que se tiene algunos conocimientos históricos realizada en España, se hizo
precisamente en Extremadura y, estoy seguro, que la mayoría de los extremeños
actuales desconocen el dato, y aun conociéndolo, lo pondrán en duda.
Ocurrió en Mérida en el año 250 de nuestra era, o sea, cuando aún
Mérida seguía siendo la Roma Citerior y una de las ciudades mas avanzadas del
mundo. Las esposa de un senador emeritense que debería haber tenido un niño, no
acababa de dar a luz y se le diagnosticó que el feto estaba muerto, sin que
hubiera forma de extraérselo por los métodos naturales
Así las cosas, se recurrió al obispo Paulo, presidente de la comunidad
cristiana, que había sido antes médico famoso, este mostró algunos escrúpulos y
pidió permiso a su propia comunidad para realizar la operación. Concedido éste,
realizó la primera operación de cesárea de la que se tiene memoria, extrayendo
el feto muerto y viviendo después la madre muchos años. Esta familia,
agradecida, legó la mitad de sus bienes al sacerdote – cirujano, que los empleó
en dar limosnas y hacer obras de caridad.
¿A que parece extraño que esto ocurriera en Extremadura hace 1.736
años?
Diario HOY, 10 de agosto de 1986
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