lunes, 15 de enero de 2018

Homenajear la historia

Ahora que hay tiempo suficiente, querría hacer unas puntualizaciones sobre las próximas fiestas patronales de San Jorge, en las que se festeja realmente la toma de Cáceres por las tropas del rey Alfonso IX de León, allá en el siglo XIII, festejo en el que a mi juicio nos hemos quedado sólo en la anécdota.
Según el Fuero, esas fechas habían de conmemorarse realizando hogueras que rememoraran los fuegos del campamento cristiano y también, los vecinos se tiraban entre sí, para simular las luchas, brevas que se tomaban de los primeros frutos de las higueras. A esta rústica conmemoración de una batalla se le adicionaron los “dragones”, las luchas de “moros y cristianos”, tomadas de Levante; la búsqueda de la gallina de oro, tomada de una romántica leyenda sobre la toma de Cáceres y mil cosas más que han desvirtuado la verdad de la historia que se conmemora. Yo no digo que nada de esto esté mal, sino que habría que profundizar un poco más en lo que realmente conmemoramos, de lo que se ha olvidado el pueblo. ¿Qué conmemoramos?, la toma de Cáceres por los cristianos; ¿Cómo sucedió esa toma?, brevemente, del siguiente modo: las tropas de Alfonso IX, que llevan mucho tiempo sin ser capaces de tomar la villa, descubren que en la muralla hay oculto un pasadizo por el que se puede llegar al corazón del alcázar árabe, por allí entra un pelotón escogido, mientras que el resto de las tropas atacan una de las puertas (que desde entonces se llama del Socorro), para distraer a los mahometanos que, finalmente, son vencidos y tomada la población. La puerta del pasadizo por donde se entró, existe al pie de la Torre del Gitano, y fue redescubierta en 1942 por don Miguel Ángel Orti Belmonte.
A todo esto se le incorporó la historia romántica de la princesa mora, que abre el pasadizo, pero el hecho  histórico existió, por lo que pienso que, de algún modo, la entrada a ese pasadizo, y aún la puerta del Socorro, deberían ser objeto de algún homenaje de recordación en estas solemnidades (poner una lápida, o un ramo de laurel, o algo) para que el pueblo recordara la vinculación de ellas con nuestra historia. Aunque sólo fuera el incluirlas en la visita turística, ya se habría hecho algo ajustado a la historia, además de al folklore.
Diario HOY, 23 de marzo de 1986

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