viernes, 12 de enero de 2018

La "Casa de los Trucos"


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Es curioso cómo los tiempos hacen olvidar las designaciones y la propia historia de edificios que en su tiempo fueron famosos. Uno de ellos es el que ahora se conoce por “Colegio de las Damas Apostólicas”, de la calle General Ezponda, esquina a la de Santo Domingo, con amplia y antigua torre de esquina y traza que, aunque transformada cuarenta veces, sigue conservando algunos elementos de lo que fuera antiguo palacio. Ahora se le llama así por albergar ese colegio de monjas, pero los nombres antiguos que recibió fueron los de “Torre de Galarza” y “Casa de los Trucos”.
El palacio, que está fuera del recinto amurallado, recibió el primer nombre por haberlo comprado el famoso don García de Galarza, obispo de Coria, confidente y amigo del rey Felipe II, que le visitó más de una vez en Cáceres; una de ellas para encargarle que criara entre sus ocho sobrinos a un niño, heredero del trono de Portugal, sin que pudiera revelar cual de ellos fuera (Galarza y don Felipe se llevaron el secreto a la tumba). Posiblemente algunas de estas reuniones secretas se celebraron en dicho palacio, ya que al parecer, subterráneamente estaba unido por un pasadizo con el Palacio Episcopal, para poder entrar y salir de la ciudad, sin tener que pasar por las puertas de la muralla. De ese dispositivo subterráneo parece ser que le viene el segundo nombre de “Casa de los Trucos”, ya que “truco” antiguamente equivalía a pasadizo, puerta disimulada, o escape “trucado”. Hay la tradición de que al realizar unas obras en la Plaza Mayor, bajo la torre de Bujaco, se cortó un pasadizo que, al parecer, partía del Palacio Episcopal y seguía en dirección a la Torre de Galarza, según unos, y al Paseo Alto, según otros.
Para completar la historia, diremos que el obispo lo compró a la familia Dávila que lo adquirió antes, bien por requisa o compra, a la familia judía cacereña Cohen que hubo de deshacerse de él cuando el decreto de expulsión de los judíos, habiendo por tanto habitado en el mismo el último rabino cacereño, don Sayas Cohen.
Diario HOY, 22 de febrero de 1986

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