Como es hoy día de comicios, de entrada deseamos que usted lo vote
bien, o no lo vote, porque como hay partidos que abogan por la abstención, ya
no sabe uno qué desear a sus convecinos.
Lo que sí deseamos a todos son buenos modos, porque en muchas ocasiones
estamos perdiendo los papeles a cuenta de salirnos con la nuestra, cada uno con
la suya, y esto va en contra de la convivencia. No se puede uno llamar
pacifistas —es un ejemplo— y destrozar lo que tiene delante, como dice el
alcalde que ha sucedido en el Pabellón Polideportivo Municipal, tras de
celebrar un acto para el que fue prestado a los pacifistas. Pues si es verdad,
Dios nos libre de estos pacíficos.
No puede uno echar la democracia por delante y no comenzar dando
ejemplo. Pienso que en general los españoles estamos muy mal dotados para la
convivencia y esto podemos observarlos en cualquier reunión de amigos. Al que
más se le escucha es al que se impone porque da las voces más altas que los
demás, no porque sea muy razonable lo que dice. Nadie escucha al que habla bajito
y mesurado, por muy genial que sea lo que diga. Hay una cuestión que no hemos
aprendido todavía los españoles y es a escuchar a los demás Aquí cada uno suelta
su rollo, aunque sea en reuniones de amigos íntimos, y nadie para mientes en el
rollo ajeno, sino en el propio, dándose el caso de que no hemos aprendido a
dialogar, sino más bien a monologar, imponiéndonos por mayores voces o peores
modos, a los demás. Esto claro, es todo lo contrario de lo que se llama
democracia, que es respetar las opiniones ajenas y que los demás respeten las
propias, razón por la cual la democracia para muchos sigue siendo un apostolado
del que estamos a años luz todavía.
Esperemos que hoy, al menos, respetemos la consulta electoral y todo
transcurra por los mejores y más pacíficos caminos de la convivencia.
Lo dicho: que usted lo vote bien.
Diario HOY, 12 de marzo de 1986
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