Me complace a mí esa petición que se hace de declarar a Cáceres
monumento de patrimonio de la humanidad, porque en cierto modo nuestra ciudad
monumental, todavía poco conocida entre los españoles, es un modelo singular de
lo que debió ser una villa española en el medievo y, sobre todo, en los
principios de nuestra Edad Moderna, al filo del descubrimiento y la
colonización de América. No puede comprenderse cómo eran y cómo vivían los
españoles que fueron a conquistar y colonizar América, si no se ha visitado la
ciudad monumental que está dentro de su recinto amurallado; ni puede
comprenderse tampoco el modelo de sociedad que allí trasplantaron si no se
estudian las villas de las que procedían y la forma de vida de ellas, de las
que Cáceres es un modelo conservado, de milagro, pero conservado al fin.
No importa que los que fueran a la conquista fueran los segundones de los
hidalgos primogénitos que aquí se quedaron, su forma de vida era la misma. En
Cáceres puede verse cómo era una plaza de la villa antes de descubrirse América
y cómo fue después de regresar los descubridores, porque los palacios comienzan
a adornarse con unos símbolos americanos que las plazas más antiguas no tienen.
Ejemplo de lo primero son las plazas de alrededor de San Mateo y de lo segundo
la de Santa María. Pero sin entrar en detalles, me agrada esta noticia dada por
el alcalde y desearía que llegara a ser una realidad, no sólo porque la UNESCO
nos ayudara a la conservación de nuestro recinto, sino porque al ser un
patrimonio del mundo entero nuestras autoridades locales se obligarían a atender
un poco más lo que ahora es un puro abandono dentro de ese recinto que se viene
degradando a marchas forzadas, sin que los “locales”
hagan más que hablar de lo que piensan hacer en ella, pero sin mover un dedo.
Diario HOY, 15 de diciembre de 1985
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