El que le dio auge a los carnavales de Navalmoral de la Mata, allá por
los principios de siglo, según tengo oído y entendido, fue un maestro
carpintero gaditano, cuyo nombre no ha llegado a mí, que trabajaba en la carpintería de “Crégo” y que se pasaba el año entero
inventando canciones y músicas para el carnaval, así como ensayando con comparsas
que cada año se vestían de modo distinto y que él mismo creaba, porque era de
una imaginación calenturienta y, como gaditano, con la gracia por arrobas.
Recuerdo estas cosas para señalar la posible ligazón, aunque remota y
casual, entre los carnavales gaditanos y los moralos, que son los que más fama
tienen en la región, y que desde antiguo fueron unos carnavales cantados,
queremos decir, con murgas y charangas que decían coplas relacionadas con el
quehacer del pueblo, cosa que posiblemente les viene a los moralos de la
dedicación y el trasplante de costumbres que el carpintero gaditano les prestó
en recuerdo de su tierra.
Pero no sólo han sido cantados los carnavales morales, sino que los
antiguos carnavales cacereños, sin llegar a alcanzar la fama de los moralos,
tuvieron en su época charangas cantoras, cono fue una que todavía se recuerda y
cuya foto figura en el libro de Juan Ramón Marchena, que salió en los años de
1934 y se llamó “La legión de Flit”.
Vestían de soldados de esa marca de insecticida y sus canciones de doble
sentido fueron muy celebradas y aun vendidas e un folleto al precio de cinco
céntimos. Realmente ingeniosos comenzaban cantado: “Somos la legión del Flit que ha acabado de llegar procedente de
Madrid, Nueva York, Berlín, Viena y el Casar. Venimos porque nos lo ordena
nuestro ilustre general a matar todas las chinches, pulgas y mosquitos de esta
capital…” Y de ahí en adelante el resto de la letra se adentraba en un
ingenioso tono “verde” muy festejado
por todos.
Diario HOY, 8 de febrero de 1986
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.