El origen de algunas tradiciones

Hay cosas que si ahora llaman menos la atención por habernos acostumbrado a ellas, a un observador curioso pueden llamársela más profundamente. Una de estas curiosidades es que habiendo sido Cáceres una ciudad amurallada y metida dentro de sus murallas, su Ayuntamiento y los diversos edificios que a lo largo de los siglos fueron sus Casas Consistoriales, hayan estado siempre fuera de la propia ciudad y del recinto amurallado de ella.

Ahora esto se nota menos, porque la ciudad lleva siglos creciendo fuera de su antiguo recinto y su importancia es ya mayor fuera que dentro de él, pudiendo pensarse que entre los organismos antiguos que salieron de murallas el Ayuntamiento fuera uno de ellos, pero lo curioso es precisamente que el Ayuntamiento de Cáceres no estuvo nunca dentro del recinto amurallado porque se lo prohibía el Fuero, que fue la ley por la que se rigió nuestra ciudad y parte de nuestra provincia hasta hace muy pocos siglos.

Parece mentira que estas leyes tradicionales, que han dejado ya de utilizarse hace tiempo, sigan cumpliéndose por “inercia” y casi observándose como si estuvieran todavía vigentes. El caso de la ubicación de nuestro Ayuntamiento es precisamente una de esas curiosidades que hoy señalamos para ustedes. Cuando en el siglo XIII Alfonso IX de León toma Cáceres, nombra su Concejo y le da Fuero, dice que ese Concejo “habrá de reunirse entre las Torres del Horno y de la Yerba”, y cuando llegó el momento de construir el Palacio Municipal no hubo más remedio que hacerlo entre esas torres que están, lógicamente, fuera de la vieja muralla. Se arruinaron unos ayuntamientos y se construyeron otros, pero el Fuero hubo que cumplirlo y el lugar fue siempre el mismo. Sólo en una ocasión, mientras se construía el actual Palacio, el Consistorio se reunió dentro provisionalmente en lo que hoy es Facultad de Derecho, que está también teóricamente entre las torres del Horno y de la Yerba. Así son las costumbres.

Diario HOY, 27 de febrero de 1986