viernes, 12 de enero de 2018

Nuestra falta de memoria


Desde luego, una de las cosas que tenemos que agradecer a Dios es la falta de memoria que en general tenemos los mortales, porque de no tener ese poder de olvidar fácilmente las promesas uno estaría continuamente “chinchado” recordando lo que le prometieron y no cumplieron. En esto pasa como con las deudas: “Oye, déjame dos mil pesetas que te prometo que mañana mismo te las devuelvo” y, para algunos, ese mañana está tan lejano como el que se prometía en las canciones del Frente de Juventudes, cuando el Frente de Juventudes existía (¿No será pecado democrático el mentarlo?). Pero lo malo suele ser que se pierden las dos mil pesetas y el amigo que le coge las vueltas para no volver a tener contacto con el “donante”, por aquello de que no le recuerde la deuda, aunque los hay que le echan mucha cara a la vida…
Pues bien, entre los que les echan mucha cara a la vida están sin duda los partidos políticos, todos porque no queremos ser excluyentes.
Para el que dude de esto le contaremos que el Ayuntamiento de Cáceres tiene unos tableros para la propaganda política que una vez acabada cada campaña vuelve a guardar para próximas ocasiones, pero sin ocuparse de limpiar los carteles que sobre ellos se pegaron cuando la última campaña se hizo. Algunos creo que tienen carteles pegados desde las primeras campañas electorales. Pues bien, no pueden imaginarse lo aleccionador que es leer aquellos viejos carteles y aquellas viejas promesas, que nadie se ocupó de cumplir después. No sólo las tan aireadas promesas del partido en el poder, de creación de puestos de trabajo, salida de la OTAN, etc., sino del resto de los partidos que también prometieron lo suyo, si llegaban al ayuntamiento o a la diputación y habiendo llegado no se han vuelto a ocupar de nada. Pienso que la meditación de las campañas electorales debería hacerse mirando estos viejos carteles, sobre los que hemos corrido ya un “tupido velo”.
Diario HOY, 28 de febrero de 1986

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