Una película del Oeste

Felipe Sánchez Pérez, concejal presidente de la Comisión de Participación Ciudadana, es de una ingenuidad enternecedora, en lo referido al movimiento Asociativo Vecinal que él se explica, poco más o menos, como una película de americanos. No más puede desprenderse de las explicaciones que sobre el asunto daba en una famosa “mesa redonda” sobre el caso que yo, tengo que confesarlo, veía como una verdadera película del Oeste al escuchar a Felipe expresarse con enternecedora ingenuidad, en la que tiene parte de razón, pero no toda.

Más o menos para el concejal, las asociaciones de vecinos nacieron en la dictadura y en contra de los ayuntamientos de aquel entonces que, al no ser democráticos, eran los “malos” de la película. Estas asociaciones, explica Felipe, nacieron para reivindicar unos derechos democráticos que tenían esos vecinos y que la dictadura no quería darles. También deberían ser “malos” los ayuntamientos de UCD, aunque hubiera democracia, porque las asociaciones vecinales estuvieron “contra” ellos reivindicando sus derechos, cosa que le parece muy bien a nuestro amigo Sánchez Pérez. Pero lo que él no ve muy claro es cómo, llegados a los ayuntamientos los “buenos”, que son los de su partido, los socialistas, las asociaciones siguen reticentes y no colaboran con estos ayuntamientos y casi, casi, esas asociaciones son más “amigas” de la oposición actual que han sido los “malos” de siempre, que de los que ahora mandan, los socialistas, que son los “buenos” de mi buen amigo Felipe.

Yo no sé cómo explicarle a Felipe que los vecinos de cualquier asociación están siempre frente al que ostente el poder, reclamando los derechos que antes les regateaban los de la dictadura, luego los de UCD y ahora los socialistas. Los vecinos y sus asociaciones son sólo amigos de quien atiende las necesidades de su barrio, que tiene muchas, sin importarles un pito los “buenos y los malos de la película” y esto lo entiende cualquiera, menos Felipe.

Diario HOY, 16 de febrero de 1986