(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Anoche el cine de Televisión Española, con la puesta en la pequeña
pantalla de la película de Ana Mariscal, Segundo
López, hizo vibrar y recordar a muchos cacereños que peinan canas los
avatares vividos en los años cincuenta en nuestra propia ciudad, donde la
película de Ana Mariscal y Severiano Población se gestó ya que —aunque en las
imágenes sale poco del Cáceres de entonces— fueron cacereños los que se
movieron alrededor de ella y causaron un impacto en nuestra ciudad muy difícil
de olvidar por los que lo vivieron.
Anoche, muchas familias cacereñas, al margen de los valores que tenga
la película, recordaron entrañables tiempos idos. Las familias, más que vivir
la película, vivían los recuerdos: —¡Mira,
mira —decía alguno— la antigua
estación de ferrocarril! ¿Te acuerdas cómo estaba? y alrededor del recuerdo
ferroviario se trazaban historias de entonces. Igual pasó con todos y cada uno
de los que intervinieron en ella. El
guión es de Leocadio Mejías —decía otro— y le recuerdo como si le estuviera
viendo, con su inseparable Pedro de Lorenzo, ya que comenzaron a escribir
juntos cuando jóvenes hasta que saltaron a Madrid. Escribían en el “Café Viena” y se firmaban “Viky y Kopolan”, aunque te confieso que
no sé cual era uno y otro. Valían y lo demostraron, aunque Leocadio murió
joven.
Por aquel entonces se inició el romance entre el cacereño Valentín
Javier y Ana Mariscal, romance que acabó en boda y había quien se complacía en
contar detalles de ello.
Capítulo aparte merece la aventura de Severiano Población, maestro de
obras, que descubrió Valentín, y que fue el improvisado protagonista de Segundo
López, bordando su papel, aunque hubiera que doblarle la voz. No volvió
Severiano a la pantalla pero lo que le restó de vida soñó mucho con hacerlo,
mientras contaba y realizaba obras en Cáceres, que era lo suyo. Desde luego la
“Noche del cine español” de este
lunes fue una noche en que bulló mucho lo cacereño.
Diario HOY, 18 de febrero de 1986
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