Muchas veces le he dado vueltas a la frase popular de “comer de mogollón”, que significa comer
gratuitamente. Le he dado vueltas porque no sé yo qué relación pudiera tener
dicha frase con el apellido y familia cacereña de Los Mogollón, de la que aún
hay descendencia en Cáceres y en muchos pueblos de nuestra geografía,
principalmente en Malpartida de Cáceres, donde siguen existiendo individuos que
llevan este apellido. Ello, aparte de que en todas nuestras iglesias hay
enterramientos de esta prole que debió ser numerosa y cuyo escudo, dos osas,
una sobre otra, se ve aún en muchos de estos sepulcros. La frase a que me
refiero es no sólo popular, sino muy española y mi sospecha al fin se vio
confirmado, en el sentido de que esa frase partía de Cáceres y tenía relación
precisamente con esta familia.
Leyendo el “Memorial de Ulloa”,
libro antiguo y curiosísimo sobre el pasado cacereño, es donde he podido
enterarme del origen de mencionada frase.
El Memorial se refiere a la familia Mogollón, indicando que es un
linaje netamente cacereño que vinieron a Cáceres a la Reconquista y aquí
quedaron asentados. Se refiere a la frase de “comer de Mogollón” y agrega: “Este
nombre ha dado que discurrir a los doctos de España, interpretando aquel adagio
vulgar, “comer de Mogollón”, como comer sin escotar. Pero es constante que este
adagio procedió de que los antiguos señores de la “Casa de Mogollón”, daban
mesa franca, como los señores de “Ron”, a cuantos venían a comer a su casa, de
donde procede el adagio de “comer de Mogollón”, que es comer de valde.”
Con ello la curiosidad y la frase queda confirmada, al menos en sus
orígenes cacereños, como podríamos confirmar el origen de otras frases que
partieron de apellidos netamente cacereños como la de “ser un paniaguado”, ya que los Paniaguas eran familias que, por un
hecho de armas, recibían de por vida de sus señores el socorro del pan y el
agua, o sea de la manutención, como agradecimiento a un favor pasado. Para que
vean como apellidos y costumbres cacereñas han creado refranes y dichos que han
trascendido hasta el presente.
Diario HOY, 2 de febrero de 1983
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