Extraña muchas veces a los no cacereños, y aun a los cacereños más
jóvenes, designaciones de nuestro entorno o de nuestra ciudad que no se
corresponden con la realidad actual de ellas. Un ejemplo de ello, que por
cierto ya se va perdiendo, es conocer las casas de recreo de “La Montaña”, en las cercanías de
Cáceres, como viñas, cuando en la actualidad y desde hace ya muchos años, no
hay una sola viña, cepa o viñedo en ellas, aunque el pueblo sigue diciendo, de
cualquier casita o terreno en dicho lugar: “Tiene,
o tengo, una viña en la Montaña”. ¿Por qué esta impropia designación,
cuando en realidad desde hace ya muchos años, los cultivos de tales terrenos
son generalmente olivares?
La respuesta es que en realidad, de antiguo, todas las parcelas de la
Montaña, o la mayoría de ellas, era viñedos que por cierto, y según viejos
escritos, daban un vino riquísimo aunque de corta producción que era orgullo de
los cacereños y que se perdieron por alguna plaga, no sé si de la “filoxera” u otro “bicho”, dando al traste con las tales viñas, aunque no con el
nombre genérico de ellas que ha quedado para designar popularmente cualquier
terreno en mencionado sitio. Aquellos cultivos en mayoría se cambiaron por
olivos, aunque todavía yo he alcanzado a conocer algún viñedo en las faldas de
“Señorías” que, en cierto modo,
aunque alejadas, forman también parte de todo el macizo de sierras de La
Montaña, y por viñas se seguirán conociendo, al menos en documentos, por muchos
años más.
Otro caso similar dentro ya de la población, es el nombre de “Calle de Parras”, que muchos pueden
creer viene de algún personaje local de aquel apellido —ya que este fue
apellido corriente en Cáceres— pero en realidad viene de la vid, o sea, del
árbol productor de la uva, ya que el primitivo nombre de esa calle, que durante
muchos años tuvo casas sólo en una parte de su acerado, siendo el otro pleno
campo plantado de parras, era precisamente por ello “calle de las parras”. Es más, en algún plano de población de
principios del pasado siglo se señala esa circunstancia que indicamos, así como
los viñedos que formaban parte de esa calle que era ya campo abierto en su
mayoría. Dos nimias curiosidades locales que por entretenimiento damos a
conocer.
Diario HOY, 19 de abril de 1983
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