Dos acontecimientos hemos comenzado ya a vivir en Cáceres, y ambos
coincidentes. Dos fiestas: una de ellas las patronales de San Jorge, con un
amplio programa de festejos que se ha hecho público, y otra fiesta, porque en
cierto modo también lo es, la campaña electoral de cada partido y agrupación
para las próximas elecciones.
En el programa de la primera fiesta, la de San Jorge, se han
introducido diversas novedades como pueden ser el primer concurso para jóvenes
instrumentistas, y hasta el “Festival
Rock Ciudad de Cáceres”, que se hará en el Auditorio al aire libre del
complejo de San Francisco, a inaugurar con este espectáculo, y que aparte de
que dará el latazo padre a los enfermos de la Residencia de la Seguridad Social
constituye sin duda una novedad.
Pero yo creo que nuestra comisión de festejos se ha quedado corta y ha
sacado menor rentabilidad de la que podía haber sacado a los festejos, si
hubiera conjugado una celebración con otra. Conste que no les voy a tildar de
falta de imaginación, aunque podría hacerlo, porque quizás ellos no han caído
en el caso y yo debería habérselo sugerido antes de tirar el programa.
En fin, voy a explicarlo. Resulta que como coinciden las fiestas
patronales con la campaña electoral, podrían haberse conjugado ambas cosas y, sin
más gastos por parte municipal, se hubiera montado una fiesta más completa
dándoles ocasiones muy rentables a los diversos partidos que se presentan a las
elecciones y ocasión al pueblo de atender ambas cosas sin distraer tiempo de
una a otra.
Por ejemplo, en eso del “Concurso
de dragones”, si aparte del concurso de las barriadas se hubiera dado
ocasión a cada partido de montar el suyo propio, en otra especie de concurso
paralelo, hubiéramos tenido más “dragones”:
del PSOE, de AP, de Extremadura Unida, de los Independientes, etc. Para
completar la idea, podría haberse puesto sobre cada dragón una especie de silla
de montar, sobre la que iría el líder de cada partido, con un megáfono,
realizando una especie de mitin callejero —también con premios— para que por el
aplauso popular se distinguiera el mejor, como suele hacerse en los concursos
de charlatanes de otras localidades, dicho sea sin ánimo de llamar charlatanes
a los líderes, sino por poner un ejemplo. En fin, que la cosa hubiera sido más
original y rentable para todos… ¿No ven cómo ha habido falta de imaginación en
la Comisión de Festejos?.
Diario HOY, 20 de abril de 1983
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