—“Lo que te digo es que para una buena conducción no hay sólo que
acordarse del cambio, sino de los otros elementos que integran el motor, como
pueden ser el acelerador, el freno y el volante, entre los de la propia
conducción, así como el aceite, la gasolina, el agua, el carburador y la
batería, entre los elementos que hacen funcionar todo el conjunto, porque si
solo te acuerdas del cambio corres el peligro de quemar el motor, quedarte sin
gasolina y no llevar una conducción ajustada a los cánones… ¡Y no quiero
decirte nada si sólo te acuerdas del cambio para ir marcha atrás, porque, como
suele decirse, acabarás “de culo”, que es lo que viene sucediendo con todos
estos bisoños conductores!”
El que hablaba era Juan, un conductor que en cierto modo reducía todo
a su propia profesión, porque lo curioso es que no se hablaba de la conducción
de un vehículo, sino de la política actual del gobierno socialista, con la que
Juan hacía un símil para ilustrar a su amigo Antonio, dentro de la tertulia
habitual del bar, en la que se habla de todo.
—“Lo que pasa —respondía Antonio, con carnet del Partido Socialista de
toda la vida—, es que tú eres un facha. Acaban de llegar y hay que darles un
tiempo de confianza para que vayan aprendiendo.”
—“Pero oye, tío —replicaba el otro— es que en este aprendizaje nos van
a quemar el coche y nos vamos a apear todos de él en calzones, porque pienso yo
que si para conducir un vehículo se exige un carnet y unas pruebas, para
conducir a todo un pueblo, se debe exigir al menos tiento, pero no soliviantar
a todo el mundo y empeñarse en manejar sólo el cambio a tontas y locas, sin
emplear los otros elementos y asustándonos a todos los que vamos embarcados en
el vehículo, porque vemos que nos vamos a dar el batacazo y además nos lo vamos
a dar marcha atrás; en fin, que como siga así se van a quedar sin clientela y
ya hay algunos que se han apeado en macha.”
—“Ahí voy yo —decía Antonio—, porque no me negarás que lo de los diez
millones de voto ha sido cierto.”
—“Ciertísimo, pero nos hemos echado una cruz para cuatro años y no sé
si el vehículo aguantará.”
—“Bien, pero en la política internacional…” —señalaba Antonio—
—“Con un Fernando Morán, que tiene cara de pobre, creo que sólo
alcanzaremos el que nos del alguna limosna.”
Diario HOY, 19 de febrero de 1983
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