(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Hay enigmas en la historia de Cáceres que puede que nunca se
resuelvan, pero que es bueno conocer y hablar de ellos, para que algún erudito
en la materia pueda sacar sus consecuencias y aun hasta desvelárnoslo. Me
confieso incapaz de saber para qué era y qué finalidad tenía una gradería que
había en la torre del Bujaco, de la que únicamente da noticas el sacerdote
Simón Benito Boxoyo en su libro “Historias
de Cáceres y su Patrona”. El asunto me ha intrigado y voy a contarles todo
lo que sé de él.
Esta gradería estaba en lo que hoy es la Plaza Mayor y, según Boxoyo,
se deshizo en 1788, aunque hay otro documento que indica que fue deshecha en
1792. De un modo u otro, la descripción que hace de ella es la siguiente: “Al pie de esta torre, había una gradería, rematada en forma de teatro, su
alto de tres varas, en su medio y plano, arrimado a la torre, había un
semicírculo de cantería muy bien labrada y a sus lados dos poyos de la misma
piedra, capaces cada uno para cuatro personas.
Quieren algunos que sirviese
este sitio en lo antiguo de pública audiencia, en que se oían o sentenciaban causas;
la pared, hasta la altura de 5 varas y todo lo ancho que ocupaba la gradería,
estaba adornado de pincel, cuyas figuras ya no se distinguen.”
Esto es lo que dice Boxoyo de esa gradería que él conoció, pero mi
intriga ha llegado a más, ya que en el libro titulado “Cáceres en 1828”, con datos tomados de un manuscrito que existió en
la biblioteca del Instituto de Segunda Enseñanza, se dice lo siguiente: “En la gradería que se deshizo en el año 1792
debajo de la torre del Reloj (Bujaco), sita
en la plaza pública o mayor de esta villa se hallaron dos fragmentos de lápidas”;
uno de ellos era funerario y el otro honorífico; este último, que es el que nos
interesa, traducido, según Hübner, decía: “El
Emperador César, hijo del divino Nerba, Trajano, Augusto, Germánico, Pontífice
Máximo, en su tribunicia potestad”.
Al parecer, esta lápida latina no se ha conservado posteriormente,
pero si tiene alguna relación con el graderío podría pensarse que aquello
pudiera ser un foro, teatro o anfiteatro romano, reempleado posteriormente para
otros menesteres. El enigma queda reflejado en esos escasos documentos que por
curiosos hoy les damos a ustedes.
Diario HOY, 18 de febrero de 1983
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