Me contaban, estos días atrás que las mujeres están copando las pocas
plazas que salen a oposición o concurso en las direcciones de los ministerios
en Cáceres. En una de estas delegaciones o direcciones —como se dice ahora— de
diez plazas convocadas, nueve han copado mujeres y sólo una se cubrió con un
opositor varón.
Cabe aquí una interrogación: ¿Es que ellas están mejor preparadas que
ellos, o es que por un movimiento pendular, lógico por aquello de desterrar el
machismo, no sestamos yendo al lado contrario? Yo confieso que no sabría qué
decir, porque pienso que la capacidad de cada cual es ajena al sexo, pero hay
agoreros que vaticinan la vuelta a la sociedad matriarcal, en la que las que mandaban
eran las mujeres.
Históricamente no estamos tan lejos de ella. Estrabón, un geógrafo e
historiador griego que estuvo por estas tierras antes del nacimiento de Cristo,
nos cuenta que las tribus célticas y vetonas que habitaban lo que hoy es Cáceres
y Extremadura, solían vivir en esta forma social que se llama matriarcado, o
sea bajo el mando de las mujeres, siendo los hombres meros ejecutores de lo que
ellas decidían.
Yo pienso que, aún de forma encubierta, los tiempos no han variado tanto
y recuerdo el chiste aquel del que decía: “El
que manda en casa soy yo…” agregando, tras de una pausa: “… cuando no está mi mujer”. Pero,
dejando bromas aparte, les diré que donde hubo matriarcado de antiguo, sigue
persistiendo una mayor dotación o capacidad de las mujeres para determinados
negocios o decisiones.
Una cabeza de matriarcado, cercana a Cáceres, fue el actual pueblo de
Arroyo de la Luz y hablando de ello un sabio profesor amigo mío, me señala que
las actuales arroyanas siguen acusando algún matiz de aquel antiguo mando.
—“Mira —me decía— fíjate en que en cualquier negocio, en
cualquier trato con hombres de Arroyo, tiene indefectiblemente que dar su
consentimiento la mujer porque si no el trato no se hace.”
No sé si ello será una demostración de ese antiguo matriarcado
arroyano, o simple imaginación de mi amigo, porque casos como el de Arroyo los
hay a miles, pero como me lo contaron se lo cuento a ustedes.
Diario HOY, 8 de marzo de 1983
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