Hay algo de la historia próxima de Cáceres que causó gran impacto en su
tiempo, y ahora está totalmente olvidado. Nos referimos a lo que se conoció
como: “El milagro de la niña de Las Minas”,
que trajo pendiente de ello a todo Cáceres, que durante unas semanas “peregrinaba” a Aldea Moret para ver si
el “milagro” anunciado se producía, y
estamos por asegurar que también a media España, ya que aquí vinieron por
simple curiosidad particular hasta el obispo de Salamanca y algún otro prelado
para ver qué sucedía con aquello.
La cosa surgió porque una niña, de esa barriada que aún era minera,
comenzó a decir que veía a la Virgen y que hablaba con Ella todas las tardes,
en unas ruinas de un descampado próximo, donde nos concentrábamos, como en una
romería, todos los cacereños de aquel entonces llegados allí por los más
diversos medios, hasta el punto de que los taxistas hicieron su agosto. La niña
que tendría unos seis años, se arrodillaba y hablaba con alguien que los demás
no veíamos. En alguna ocasión anunció que ocurrían cosas extraordinarias y hasta
algunas personas vieron girar al Sol, se desmayaban y hasta hubo un caso de
muerte repentina de una joven, al regresar de ver “los milagros”.
Aquello debió producirse por los años 43 al 45, ya que el obispado de Coria
era sede vacante, y Fray Francisco Barbado último obispo, que lo era a la sazón
de Salamanca, se desplazó para ver el fenómeno. Algunas tardes llegaron a
cerrarse los centros de enseñanza, para permitir que los estudiantes fueran a
Las Minas y el asunto trajo revolucionado a todo el Cáceres de aquel entonces.
Lo más curioso era que los que más creían en el “milagro” eran los descreídos. Recuerdo a un viejo minero que se
confesaba ateo y rojo, hasta el punto de que para estornudar, en vez de decir “¡¡Atchíis!!”, como todo el mundo,
decía: “¡¡Rusiaaaa!!”, y nosotros,
estudiantes entonces, no sabíamos si decirle “¡Jesús!” o “¡Stalin!”,
hasta que su mujer nos indicó que le dijéramos “¡Salud!”. Pues bien, este viejo estornudador (no sé si por la
silicosis), era el más adepto a las apariciones llegando a decirnos que él no
creía en Dios, pero sí en la Virgen que veía la niña y que hasta él mismo había
llegado a ver. En definitiva, un verdadero revuelo que duró unas semanas para
desaparecer, sin que nadie volviera a acordarse del mismo.
Diario HOY, 14 de mayo de 1983
NOTA.- La niña se
llamaba Mercedes Trejo Medina y falleció en Cáceres el 9 de febrero de 2009, a
los 69 años. Su funeral se celebró en la parroquia de San Eugenio, en Aldea
Moret. Estaba casada y tenía un hijo.
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