Igual que hay un lenguaje “cheli”,
“lunfardo” o “pasota” hay también un lenguaje político que nuestros hombres
dedicados a este menester deben conocer si es que quieren hacer carrera en su
profesión. Solía decirse antes que a los abogados hay que hablarles claro, para
que luego ellos embarullen nuestra petición. Pues bien, el político que no
aprenda este lenguaje, que suele usarse en las distintas intervenciones que ha
de hacer ante el público, no tiene madera política.
Vamos a proponer una serie de frases que pueden barajarse, como los
naipes, utilizando al azar algunas de ellas mezcladas en el discurso o la
intervención, por ejemplo: “Polarización
solucionista fiscalizada”, “oposición
evolucionista desfasada”, “tolerancia
parlamentaria estratégica”, “función
aglutinante autonómica”, “horizontalismo
pinacular homogéneo”.
Bien, con estas frases, cuyas palabras pueden también mezclarse entre
sí, montemos una, electoralista de latiguillo, por ejemplo:
— “Cáceres se debate en una
polarización solucionista fiscalizada, buscando una tolerancia parlamentaria
estratégica”… como puede sonar:
— “En Extremadura, esta región
marginada, hay que buscar la función aglutinante autonómica, dentro de un
horizontalismo pinacular homogéneo”.
No me dirán que ambas frases suenan mal, aunque no digan nada, aun
tirando de diccionario.
Si el político es de la izquierda, principalmente socialista, dirá
siempre “obsoleto”, por anticuado o
desfasado y si es de la derecha empleará la frase “sin prisas, pero sin pausas”.
Hay otro fenómeno, también de suma actualidad, cual es el tildar de “electoralismo” cualquier función positiva
que hayan hecho los del partido contrario. Por ejemplo, si enjuiciamos la labor
del presidente de la Diputación o del alcalde, que no son de nuestra cuerda,
hemos de decir: “No se hizo esa labor en
bien del pueblo al que sirven, sino como expectativa electoralista buscando una
clientela barata”… con lo que nos habremos quedado tan anchos y tan panchos
“descafeinando” su labor —a lo mejor
positiva— con lo del electoralismo, que es una palabra arrojadiza… ¿Ustedes lo
entienden?.
Diario HOY, 28 de enero de 1983
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