martes, 19 de septiembre de 2017

La Casa de los Pitos


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
De muy antiguo, en nuestra ciudad ha habido la costumbre de llamar a muchos edificios por nombres propios basados en alguna característica arquitectónica, otras al nombre o mote de su promotor o de alguno de los que en ella moraron y también a la función que el edificio solía tener, aunque a veces transformada popularmente como pudiera ser el caso de la llamada “Casa de la Perra Gorda”, nombre por el que se sigue conociendo el antiguo INP, actual Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Esta práctica es antiquísima, y sin referirnos a los palacios interiores de la ciudad monumental, que suelen tener el nombre de las familias que lo habitaron ya de antiguo, en los de fuera de murallas había algunos realmente raros, como “La Casa de los Trucos”, de la que Publio Hurtado dice que seguramente se debía a tener un pasadizo disimulado, o truco, en una de sus habitaciones para escapar de él. Otro de características similares, sin que se sepa el origen del nombre, es uno de los existentes en la calle Peña, llamado “Casa de las Culebras”, del que se dice que podía partir de haber llamado así a sus propietarias antiguas o a que se encontrara en él algún nido de estos reptiles. No queremos hacer alusión a la “Casa de las Veletas”, de la que ya hemos hablado en otras ventanas diciendo que se debió llamar de los “pináculos”, que eran los que las gentes tomó por veletas.
Lo que sí es curioso es que la actual nomenclatura popular de los edificios continúe la misma práctica antigua y para demostración de ello sólo tenemos que recordar la “Casa de la Chicuela”, o bien otro edificio cercano a ella llamada de varios modos: “Casa de los Picos”, “Casa Acordeón” y aun “Casa de las Esquinas”, por la forma curiosa que tuvo el arquitecto de cuadrar el solar, adicionándole unas esquinas que vuelan sobre el edificio.
La moderna construcción es más uniforme, y con menos personalidad, por lo que parece ser que tiene menos singularidades, pero se da el caso de que cuando las hay, el pueblo las detecta y pone “mote” al nuevo edificio. Una prueba de ello es el edificio reciente que hay en Avenida España, dando también a Gómez Becerra, al que por la forma de sus chimeneas se le ha dado en llamar “Casa de los Pitos”, con lo que la tradición sigue.
Diario HOY, 2 de marzo de 1983

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.