Con muy buena intención, los de la radio salieron a hacer una encuesta
callejera sobre un tema, tan de actualidad y tan en candelero, como la energía
nuclear. ¿qué piensa nuestro pueblo de las centrales nucleares? ¿Las quiere o
las repudia? Porque hasta se había hablado de un referéndum, por aquello de la
posible peligrosidad, las medidas de seguridad, etc., etc. El tema tiene “tela”, como suele decirse, y el locutor,
ilusionado con él, se echó a la calle para abordar en directo a cuantos
peatones se le pusieron a tiro.
—Por favor, señorita, es para la radio. ¿Me puede decir su opinión
sobre las centrales nucleares?
—¿Es para la radio?... ¿Puedo saludar? Pepita, soy Choni, no olvides
lo de la discoteca y salud a Antonio de mi parte.
—¿Pero qué opina sobre las centrales nucleares? —insistió el locutor.
—¡Ah, pues que sí, que lo que usted diga!... ¿Puedo seguir saludando?
Ni que decir tiene que el locutor cortó y se fue a pescar a otro
ciudadano, maduro él, que pasaba por allí.
—Señor, ¿quiere decir algo de las centrales?
—Que estoy en contra. Yo he sido siempre del sindicato vertical y lo
de las centrales me repatea.
—Si son las centrales nucleares —aclaró el locutor.
—Yo de política nada… pero, ¿puedo saludar? Y a continuación, “un saludo a Rafa y la partida, que me estarán
escuchando”.
—Señora, por favor —insistió con otra el locutor—, ¿para usted son
buenas o malas las centrales nucleares? ¿Cree usted que deberían cerrarse?
—Yo no sé, porque con toda esa cosa de los puestos de trabajo y como
está el paro… Mire usted, un hijo mío lleva ya dos años parado, y el caso es
que el pobre tiene ganas de trabajar… ¿Y en esto de ustedes no habría sitio?
Porque él arregla las luces de casa, ¿sabe?... (Y sin más): “Pepito, que estoy viendo a ver si te coloco.
Un saludo de mamá”…
—Usted parece estudiante —insistió con otro más el locutor—, ¿Puede
darme su opinión sobre las centrales?
—Yo de eso paso… Si fuera de fútbol.. ¿Sabe usted cuál fue la primera
alineación del Cacereño?... ¿Me deja que salude a la peña?
Aquí el locutor se echó a llorar y daba pena ver a un hombre tan
grande y tan llorón… ¡Pero qué pueblo más saludable!
Diario HOY, 17 de abril de 1983
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