lunes, 25 de septiembre de 2017

Nos la tragaremos de nuevo

Nosotros sabíamos que algo pasaba y que tenía que armarse, y se ha armado. Nos referimos a la emisión que TVE hizo de “Las pícaras” en el primer capítulo, filmado en su casi totalidad en Cáceres, titulado “La tía fingida”, y que salió como un borrón de colorines, como ya dijimos en este espacio hace unos días, en que señalamos ese y otros valores negativos de la filmación, que tuvo la virtud de indignar a los televidentes cacereños.
Pues bien, el director de ese capítulo, Antonio de Real, según ha contado él mismo, sufrió la misma decepción y al día siguiente fue a Televisión a protestar porque, al parecer, la cinta que él había entregado se había emitido en malas condiciones, no sabía si porque los técnicos de TVE se habían quedado dormidos o por qué otra razón. Lo malo es que allí le torearon, pasándose la pelota de unos a otros hasta el punto de que Antonio del Real ha dicho: “Estamos intentando conseguir que vuelva a pasarse el capítulo, porque no hay derecho a que un trabajo que ha costado 23 millones queda para los espectadores como un inmenso borrón oscuro. Pero nadie encuentra al responsable”. Calvillo declinó su responsabilidad en el director del programa, Gómez Redondo. En fin, que del Real ha agregado: “Se están pasando la pelota de unos a otros, y no estoy dispuesto a que esto suceda”.
Por si ustedes no lo sabían, ese capítulo costó 23 millones, pero la serie completa se ha puesto en algo más de los 150 millones de pesetas, y al parecer Ramón Gómez Redondo, jefe de programación de TVE, acaba de prometer a Antonio del Real que a causa de la emisión defectuosa que se hizo de la copia, volverá a emitirse, al final de la serie. Será la primera vez que TVE reconozca un error propio.
Pero a nuestro modo de ver no son sólo esos los males, ni toda la culpa se le debe echar a TVE, con tenerla por no cuidar la filmación, porque, aún suponiendo que en esa segunda emisión salga muy nítida, nadie va a mejorar la mala dirección del guión, la labor desangelada de los artistas y otros muchos fallos que hacen de “La tía fingida” una aburridísima película, que tendremos que tragarnos de nuevo, sin borrón, pero con todas sus maldades y fallos, que son muchos. Por nuestra parte, y si es cierto que la fotografía tiene la pureza estética que el propio director dice, nos complaceremos en ver rincones cacereños, sin prestar atención a lo otro, porque no la merece.
Diario HOY, 16 de abril de 1983

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