El arquitecto de la Biblioteca Pública del Estado (que acaba de
inaugurar el ministro de Cultura), mi buen amigo —espero que me permita
llamarle así— Manuel Sáinz de Vicuña, me envía una carta en la que adjunta una
fotocopia de una de mis “ventanas”,
de 29 de noviembre de 1980, titulada “Yo, de momento, no me lo creo…”, en la que en aquel entonces recogía yo la
noticia de la adjudicación de las obras de la Biblioteca Pública del Estado de
Cáceres y, tras de hacer historia de que el solar llevaba cedido 35 años, sin
que allí se construyera nada, ponía en duda el que dicha biblioteca comenzara a
funcionar en el tiempo que se nos decía, que eran finales del 81. En su carta,
Sáinz de Vicuña, el arquitecto que la ha construido, ruega que se me entregue
la fotocopia de aquel artículo mío y agrega: “Ahora, sí se lo puede creer”.
Como quiera que acaba de pasar la “Fiesta
del Libro”, precisamente el 23, está bien que hablemos de libros y
bibliotecas, y el tema viene como anillo al dedo. Tengo que decir contestando a
Sáinz de Vicuña, que en efecto, me lo creo en lo que a su labor concierne, o
sea a la construcción de la fábrica de la biblioteca, por lo que he de decir
que él ha cumplido. Pero estoy seguro que no ha leído otra de mis “ventanas”
recientes, la de 21 de abril de este año —hace unos días— que titulaba “El carro delante de los bueyes”, en la
que volví a referirme a dicha biblioteca y la inauguración que de ella ha hecho
el ministro para decir, poco más o menos, que la fábrica está terminada, el
ministro la ha inaugurado, pero aquello no ha entrado en funcionamiento porque
faltan los libros que ahora se están colocando y catalogando, por lo que aunque
me crea que él, como arquitecto ha cumplido, y hasta que oficialmente aquello
se ha inaugurado, la biblioteca sigue cerrada a cal y canto, siendo lo
importante los libros —o sea el contenido— y no el continente, o sea el
edificio.
Recordará mi buen amigo que en esa “ventana” de la que me envía fotocopia, yo decía: “Yo, hasta que no suba las escaleras del
inmueble y pueda sacar un libro de los 130.000 volúmenes (ahora se quedan en
50.000) de que habla, no voy a creérmelo…” Pues bien, he intentado subir
las escaleras y sacar el libro, pero no he podido hacerlo, porque aquello sigue
cerrado y con los libros en montones catalogándolos, con lo que si él ha
cumplido su compromiso, otros no lo han cumplido, por lo que la biblioteca
sigue tan cerrada como antes de inaugurarla el ministro. Esto también lo he
dicho en esa otra “ventana” de la que
hago referencia y parece él no conoce con lo que, agradeciéndosele s
comunicación, le digo: “que la pelota
sigue en el tejado”.
Diario HOY, 24 de abril de 1983
La
carta a que hace referencia Fernando, dice lo siguiente:
Manuel Sáinz de Vicuña – Arquitecto – Madrid
Madrid, 19 de abril, 1983
Muy Sr. mío:
Como el pasado día 16 no asistió a la
inauguración del nuevo edificio de la Biblioteca Pública del Estado en esa
ciudad, Fernando…, colaborador del diario que Vd. dirige, le ruego que le
transmita la fotocopia que le adjunto de un artículo firmado por él.
Ahora, sí se lo puede creer.
Muchas gracias.
Le saluda atentamente
Manuel Sáinz de Vicuña
Arquitecto de la Biblioteca Pública del
Estado
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