La noticia la recogemos de nuestro entrañable colega “Ya” que la fecha en Albacete, firmada
por Sánchez de la Rosa: “En el trasvase
Tajo-Segura se pierden 400 litros de agua por segundo.” Con ello el
Ayuntamiento albacetense de Peñas de San Pedro, que se siente perjudicado, ha
solicitado en las Cortes una investigación en las obras del túnel de Talave,
aparte de pedir una auditoría sobre el trasvase, y otra serie de medias que no siempre
han sido bien acogidas por los ingenieros del trasvase que, aparte de negar que
las pérdidas sean tan grandes, han contestado a veces de mala manera a las
peticiones de referido pueblo donde la irritación ha llegado al máximo cuando
el propio director del acueducto ha llegado a decir que, si no tienen agua
beban “pepsi-cola”.
Todo esto, visto desde esta otra punta de la cuenca, la del Tajo, nos
hace afirmarnos de nuevo en los muchos argumentos que en oposición al trasvase
desde aquí se hicieron, porque si toda esa obra faraónica con inversión de
miles de millones no va a servir más que para sangrar el Tajo, ordeñarlo
diríamos mejor, sin beneficio para nadie —o siendo mayores las pérdidas que los
beneficios—, mejor hubiera sido no acometerla. Malo es que nos quiten el agua
en beneficio de otros, pero peor es que nos la quiten para que, por
filtraciones y obras mal hechas, se pierda para todos. Ojalá le hagan caso
ahora a la localidad de Peñas de San Pedro y tengan en su gestión más éxito que
nuestra ciudad y provincia tuvo, pero nos tememos que también les darán una larga
cambiada como tantas veces se la dieron a Cáceres.
Hay algo que no se ha dicho, y es que la operación del trasvase, al
menos aquí, se montó a muy largo plazo, recuerdo que para acallar las posibles
protestas que aquí pudieran instrumentarse, desde mucho antes se comenzó a
llevar una política con nosotros en la que, entre otras cosas, y por muchos
años, se nos enviaban gobernadores civiles levantinos totalmente identificados
con la faraónica obra. Algunos, como fue el caso de Federico Trillo, que
comenzaron en cierto modo a estimar nuestras razones, recibió hasta algún
rapapolvo de la superioridad del que en alguna ocasión fuimos testigos. En fin
que aquello estaba “atado y bien atado”
desde arriba y suponemos que, aunque se hable de cambio en España hay cosas que
no cambian por mucho que se diga. Nos la tragamos entonces y creemos que ese
Ayuntamiento albacetense se la tendrá que tragar como nosotros lo hicimos, y si
no al tiempo. Lo mejor que pueden hacer es que vayan pensando en la “pepsi-cola”.
Diario HOY, 8 de abril de 1983
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