Dice el refrán cacereño: “Entre San Antón y los Mártires no salgas de
casa aunque de pan no te hartes”, para significar que, al menos en la
antigüedad, los días más crudos del invierno en Cáceres eran los que van desde
el 17 de enero, San Antón, al 20, día de los mártires San Sebastián y San
Fabián. Afortunadamente esto no se suele cumplir actualmente, bien porque la
meteorología haya variado o por las circunstancias que sean, puesto que lo
cierto y verdad es que las fiestas que suelen hacerse en el Paseo Alto, tal día
como hoy, pocos años han estado deslucidas del todo por la lluvia.
En Cáceres hay dos romerías de invierno que siguen manteniéndose, que
son esta de los Mártires y la de San Blas y las Candelas, en las que el pueblo
se exponía a llevarse un remojón por ser la época de lluvia. Debió haber otras
muchas de primavera o verano, que no se han mantenido, pero precisamente éstas,
las más problemáticas, meteorológicamente hablando, son las que han logrado
llegar a nuestros días. El pueblo pensaba y así lo decía, que los propios
santos festejados echaban una mano para sujetar la lluvia durante la celebración
y ello se refleja en otro refrán que solía decirse en Cáceres los años que el
día salía lluvioso: “Confiemos en San
Blas, que siempre recoge los ochavos”, lo que muestra a un San Blas
interesado que solía hacer cesar la lluvia, mientras se celebraba lamesa de
ofrendas. Son tradiciones, pero lo cierto y verdad es que si algún año se
deslucieron debieron ser más los que no sucedió así, porque si no se hubieran
conservado.
En cuanto a la de hoy de los Mártires, que se celebra en el Paseo
Alto, con un montón de cosas atractivas, esperemos que el tiempo acompañe y que
los muchos cacereños ilusionados en acudir a ella puedan hacerlo, haga el
milagro de San Sebastián y el anticiclón de las Azores.
Diario HOY, 19 de enero de 1986
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