Entre las muchas cosas buenas o malas, que nos han llamado a los
extremeños, figura una muy poco conocida por nosotros mismos, ya que está
tomada del lenguaje secreto de los gitanos, lengua que ellos emplean para que
los payos —que somos el resto de la humanidad no gitana— no nos enteremos de lo
que dicen. Me refiero a cómo nos designan a los extremeños con el término: “gorotunés”.
Para los gitanos un extremeño de cualquiera de las dos provincias es
un gorotuné, sin que podamos nosotros
aclarar de donde viene esa designación para lo extremeño, dentro del idioma
secreto de los gitanos que, al parecer, son restos de un idioma común que
tuvieron todas las tribus gitanas del mundo, porque el gitano es un pueblo
errante y sin patria, mucho más errante y sin patria que los judíos, y como
ellos, unidos por unos vínculos y leyes que el rechazo general han ido
fortaleciendo con el tiempo. El judío reivindicaba su patria y la consiguió a
trancas y barrancas, pero el gitano no reivindicaba patria ninguna, aunque
pudiera reivindicar Egipto, de donde ellos creen que proceden, que es el
significado de gitano (por egiptano).
Pero no es ese nuestro tema, sino el saber por qué los gitanos nos
llaman a los extremeños gorotunés,
cosa que confieso desconocer por completo. Hay otras designaciones que nos han
dado, como las de: bellotero y mangurrino de las que más o menos conocemos el
origen. De la primera no hay que explicarlo, y la segunda era una designación
que en el argot angloportugués de las tropas inglesas que nos ayudaron en la
Guerra de la Independencia, que estaban de guarnición en la frontera, daban a
los extremeños en general, como “hombres
que crían cerdos” (como “barman”
es hombre que rige un bar), pero ni una ni otra me agrada tanto como “gorotuné”, por lo que propondría se nos
designara: “Autonomía gorotuné”, que
no suena mal del todo.
Diario HOY, 31 de diciembre de 1985
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.