La verdad es que estoy perplejo y, así como otros años he escrito la
carta a los Reyes Magos y sabía qué pedirles, este año estoy tan perplejo que,
como muchos cacereños (españoles de siempre y más europeos aún desde e día 1 de
enero) no me atrevo a pedirles nada, no vaya a ser que me salga, como suele
decirse, “el tiro por la culata”,
porque da la casualidad que el pasado año yo fui de los que en mi carta a
Melchor, Gaspar y Baltasar, les pedía —entre otras cosas— nuestro pronto
ingreso en la Comunidad Económica Europea y me encuentro con la sorpresa que
nos encontramos muchos, que Sus Majestades nos han concedido el ingreso pero
cargándonos ese IVA tan temeroso con el que, ciertamente, no sabemos lo que se
nos viene encima.
Pienso yo que si las cosas se hicieran como es debido, más que el
referéndum de la entrada o salida de la OTAN, que dicho sea de paso nos tiene
con menos cuidados al hombre de la calle (aparte de lo que digan los políticos)
que esta otras cosas que nos atañen al bolsillo y nos encarecen la vida, lo que
debería hacerse era un referéndum para salirnos del IVA, aunque ello implicara
el ser un poco menos europeos, como dicen que pasa en Grecia que tienen el IVA
aplazado. En esto, pienso yo, que es donde se debe consultar al pueblo ya que
con su escaso dinero es con el que se juega, pero dígame usted cómo le cuento
yo esto a los Reyes Magos, que ni son europeos ni les importa un pito Europa ya
que ellos son del Oriente y esto del IVA le debe sonar raro. En fin, el tonto
fui yo que les pedí en la carta la entrada en la CEE, por creerme que de ello
sólo se desprendían ventajas y, mire usted por dónde, que “al primer tapón zurrapa”, como dicen los castúos entre los que me
cuento. Yo para mí el IVA, es una especie de carbón que nos echan por haber
sido malos… y si no al tiempo, pero yo este año no escribo carta, no me atrevo.
Diario HOY, 5 de enero de 1986
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