Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y, como quien dice,
cuando tenemos la tormenta encima sin poder remediarlo. Esto no pasa en todos
los órdenes de la vida y, aunque protestamos cuando nos pasa, solemos olvidarnos
del remedio a aplicar cuando es momento de ello.
La cosa viene a cuento porque resulta que, como periodistas, vivimos
en las últimas elecciones el cúmulo de protestas levantado por personas que, al
no estar incluidas en el censo, no pudieron ejercer su derecho al voto por muchas
vueltas que le dieron al asunto. Se dio el caso de familias incluidas en parte,
pero de las que algunos de sus miembros no estaban en las listas; todavía
recordarán ustedes el caso de algunos destacados políticos que se quedaron con
las ganas de votar y no pudieron hacerlo, por la misma razón.
Hubo quien peregrinó de distrito en distrito y de colegio en colegio
electoral buscando su nombre en las listas sin hallarlo y hubo opiniones y
versiones para todos los gustos.
Además de todo esto, como siempre nos ponemos en lo peor y al que más
y al que menos se le “hacen los dedos
huéspedes”, hubo versiones peregrinas y para todos los gustos: “Que si han excluido de las listas a los de
derecha”, “Que si había habido la
aviesa intención de que los obreros de izquierda no votaran”, “Que si yo estaba en las listas pasadas y me
han quitado de ellas intencionadamente”, etc., etc… En fin, que somos muy
dados a que se nos “atufe el pescado”
sin pensar que, a lo mejor, hemos sido nosotros los causantes de ello.
Pues bien, para todos esos ciudadanos protestones, y aún para los que
no lo son, vienen saliendo anuncios ahora, en toda la prensa, indicando que
desde el pasado día 17, y hasta el día 2 de febrero, en todos los ayuntamientos
españoles, están expuestas las nuevas listas del Censo Electoral, en las que
pueden comprobar si están incluidos correctamente, porque es ahora el momento
de reclamar y no luego.
Lo lógico sería que hubiera colas en los municipios para ver esas
listas y exigir las oportunas correcciones; pues miren, por no ir más allá, en
el nuestro de Cáceres hemos visto muy pocos convecinos interesados, aunque
luego, claro es, cuando lleguen las municipales ya verán la serie de protestas
que se reciben.
Diario HOY, 25 de enero de 1983
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